Caracas.- Para muchos hogares venezolanos, enero no es simplemente el inicio del calendario: es un ejercicio de supervivencia financiera. Tras un diciembre marcado por ingresos extraordinarios, gastos acelerados y un entorno inflacionario persistente, el primer mes del año se convierte en una cuesta empinada que exige planificación anticipada y disciplina presupuestaria.
La firma Ecoanalítica describe este fenómeno como la trampa de enero, una combinación de desajustes temporales, inflación y hábitos de consumo que hace que el mes se sienta interminable.
La dinámica de la brecha
El ciclo es sencillo, aunque sus efectos no lo parezcan:
- Las utilidades y bonos llegan a inicios de diciembre.
- El gasto fuerte ocurre entre el 24 y el 31.
- El siguiente ingreso real no aparece hasta finales de enero.
En la práctica, los hogares reciben recursos para 15 días, pero deben financiar 45. Esta brecha —que Ecoanalítica denomina la brecha de enero— explica por qué el mes se percibe como un período de 90 días.
Inflación el enemigo silencioso
El cierre de año suele venir acompañado de ajustes de precios por parte de las empresas, lo que garantiza que los bienes no perecederos y los productos de higiene sean más costosos en enero. Guardar reservas en bolívares durante diciembre implica perder poder de compra en cuestión de días.
La recomendación técnica es inequívoca: proteger el presupuesto esencial convirtiéndolo de inmediato a divisas o instrumentos estables.
Más allá de los grandes desembolsos navideños, existe un enemigo silencioso: las salidas improvisadas, los pequeños regalos y el transporte en fechas festivas. Estos gastos, aparentemente menores, pueden drenar hasta 30% del presupuesto sin que el consumidor lo perciba. La regla práctica es simple: asignar un monto fijo para entretenimiento y detenerse cuando se agote.
Con información de Finanzas Digital.

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