Este martes 28 de enero, Mérida conmemoró el 40 aniversario de la histórica visita del Papa Juan Pablo II a Venezuela, cuando una de sus paradas fue Mérida.
La visita del Papa Peregrino dejó una profunda huella en la comunidad religiosa y en la historia de la ciudad y de los merideños.
La celebración por la conmemoración de los 40 años de la visita de Juan Pablo ll se realizó en la Parroquia Universitaria Jesús Maestro, el mismo lugar en el que el Santo Padre, hoy San Juan Pablo ll celebrara una multitudinaria eucaristía el 28 de enero de 1985.
La misa fue presidida por Monseñor Helizandro Terán, Arzobispo Metropolitano de Mérida y concelebrada por el clero arquidiocesano, en compañía de los seminaristas del Seminario Arquidiocesano San Buenaventura y de las autoridades civiles y militares del estado Mérida; así como de las autoridades de la Universidad de Los Andes.
Durante su homilía, Monseñor Helizandro recordó con emoción las palabras del Santo Papa que resonaron hace cuatro décadas: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo».
Este saludo inicial, dirigido a una multitud congregada en la Hechicera, marcó el inicio de una Eucaristía que se convirtió en un momento de gracia para todos los presentes.
Monseñor Terán reflexionó sobre el tema de la fe, que fue central en la prédica de Juan Pablo II.
Citando la primera carta de San Pedro, el arzobispo destacó que “la fe es el comienzo de la vida nueva en Dios” y recordó cómo el Papa instó a los presentes a ver la vida como una prueba que nos prepara para la vida eterna.
En este contexto, preguntó: “¿Cuáles son las pruebas en medio de las cuales la fe debe madurar y crecer aquí en Venezuela?”.
El impacto de esa visita papal en Mérida fue palpable, como lo recordó Mario Bonnuci, rector de la Universidad de Los Andes; quien enfatizó que la visita de San Juan Pablo II marcó un hito imborrable en la memoria de la ciudad y su institución.
Bonicci invitó a todos a la “gratitud, la reflexión y la renovación de la fe” y recalcó que el Santo Padre no solo fue un líder religioso, sino una figura clave del siglo XX, un faro de luz que abogó por la dignidad humana y la justicia social en tiempos de oscuridad.
La llegada de Su Santidad Juan Pablo II a Venezuela también estuvo marcada por la Misión Nacional, un esfuerzo evangelizador enfocado en el hombre, Cristo y la Iglesia.
Estos temas siguen desafiando y resuenan en la vida del pueblo merideño, que reflexiona sobre los frutos que esa misión ha dejado en la comunidad.
En la conmemoración, los presentes fueron llamados a recordar y vivir las enseñanzas del Papa, fomentando una fe activa en el compromiso con la comunidad y la Iglesia.
Monseñor Helizandro cerró su homilía con un llamado a mantener la fe viva y a no olvidar que “todos somos su iglesia y ni las puertas del infierno prevalecerán sobre ella”.
Esta celebración es un recordatorio de que, a 40 años de su visita, el legado de Juan Pablo II sigue inspirando a generaciones, reafirmando el compromiso de la comunidad emeritense con la fe, la justicia y la paz. Prensa Arquimer
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