Por: Temístocles Salazar
IN MEMORIAM
La fundación de San Cristóbal constituye una rebelión completa, todavía más, una triple rebelión contra el poder encomendero de Pamplona, rebelión contra los mismos fundadores por la forma de repartirse el poder, los indios y las tierras de la Villa, y rebelión indígena contra estos fundadores usurpadores de sus tierras y de su libertad.
Según los libros de actas del cabildo pamplonés, se vivía para la época, difíciles condiciones económicas y sociales en Pamplona, de penuria y escasez, debido a la decadencia de la explotación del oro en el río Lebrija, cuya bonanza tiempos atrás, llevó a la población al derroche y al colmo de ser llamada la ciudad como "Pamplonita la loca". A la crisis del oro se sumó la situación de monopolio encomendero que establecieron los primeros conquistadores que ostentaban el poder en la ciudad. Quien tenía indios tenía poder, lo cual marginó, en la distribución de la riqueza, al resto de los pobladores españoles que allí convivían.
La situación se complicó por la rebelión de los indios Cúcutas, terroristas de ayer, contra el poder de los encomenderos pamplonenses. Muchos pobladores entonces se vieron en la necesidad de buscar salidas urgentes y desesperadas para aliviar aquella situación de penuria y escasez, de buscar nuevas miras, y ya se tenían informaciones de Cania como presunto lugar del mítico dorado. En fin, buscar caminos para liberarse del control económico y político del grupo encomendero dominante en la loca Pamplonita, del cual Maldonado era uno de los cabecillas más emblemáticos. Hubo que vencer el cerco pamplonés e ir a poblar y conquistar nuevas tierras e indios más allá de los linderos de la Pamplona desbocada, en los terrenos que ya habían sido explorados por expediciones promovidas por la entonces llamada Gobernación de Venezuela.
Así que fueron 35 los fundadores de San Cristóbal. La aventura fue comandada, por sarcasmo de la historia, por el alguacil endemoniado de Juan Maldonado, que había convertido en tragedia la iniciativa salvadora de Juan Rodríguez Suárez. El cambio de rumbo de Juan Maldonado fue una tragicomedia desbordada, por eso, en la fundación de San Cristóbal, expió sus culpas ante Dios y ante los 35 españoles que lo acompañaron, incluyendo al rebelde Juan Rincón, verdadero cabecilla de la empresa fundadora.
Los fundadores de San Cristóbal fueron 35 "extravagantes", reclutados en la Babel pamplonesa para la empresa fundadora. Su jefe, Juan Maldonado venía con ellos a regañadientes, deliberadamente opuesto a esa empresa, cruzado entre tres miedos que lo atormentaban, el miedo a ser detenido y acusado de ser ambicioso de tierras e indios, miedo de quedarse en Pamplona y ser detenido también y miedo a que, una vez fundada la Villa San Cristóbal, fuese prisionero de la voluntad de los 35 fundadores que aspiraron, desde su salida, independizarse de Pamplona.
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