La misión "pintura y circo", la ULA y los restos de lo que alguna vez fue la autonomía universitaria

Por: Rafael Cuevas *

 

Una vez visto lo ocurrido en el Consejo Universitario, en el que el gobernador del estado ejerció un derecho de palabra para hacerse caja de resonancia de las promesas electorales realizadas por Maduro en su visita a nuestra ciudad la semana pasada, como universitario que se ha acostumbrado a ejercer la crítica al precio de las enemistad de nuestras autoridades, no puedo ni quiero dejar de opinar sobre el CU y la supuesta implementación de la "Misión Venezuela Bella" en nuestra universidad.

 

En primer lugar, creo que no hay nada que celebrar ni motivos para la alegría: una vez más nos cortan las piernas y luego nos dan unas muletas que se supone además, debemos agradecer.

 

El estado de destrucción de la planta física universitaria, y es esa la palabra adecuada, destrucción, tiene como principal responsable a esta dictadura que desde hace años solo ha enviado a la ULA recursos para pagar nuestros sueldos de hambre. De hecho, ya ni siquiera los envía, pues ahora es el "sistema patria" quien administra y cancela la nómina. Y resulta que ahora, en plena campaña electoral y como si saliera de su bolsillo, Maduro anuncia que va a "recuperar" a la ULA y que "tiene la plata".

 

Lo que no dijo Maduro ni aclaró el gobernador, es por qué hay que recuperarla, obviando el detalle que ha sido su política la que nos trajo a este estado de calamidad.

 

Claro, uno puede decir, "pero bueno, igual la van a recuperar", pero ni siquiera esto es cierto, pues resulta absurdo argumentar que lo importante sea que arreglen lo que dañaron, porque la forma guarda el fondo y lo correcto sería que esos recursos ingresaran a la ULA vía presupuesto y que fuera la propia universidad quien pudiera administrarlos, que para eso, hasta donde yo sé, la autonomía no ha sido eliminada de la constitución.

 

Aceptar las dádivas de nuestros verdugos con agradecimiento es el equivalente a agradecer al secuestrador por el pedazo de pan viejo que le da al secuestrado para mantenerlo con vida y poder seguir pidiendo rescate. Y es eso lo que hacemos cuando nos abrazamos con los responsables de la destrucción de un país, universidad incluida, porque con cada nueva concesión a la política ilegal y antidemocrática de este régimen a las universidades, una parte de los restos de lo que fue la universidad autónoma sigue muriendo.

 

Por otra parte, tampoco es cierto que vayan a recuperar nada: allí está la UCV, como ejemplo; allí no se ha recuperado nada en realidad, lo que se ha hecho es esparcir una capa de mampostería barata y de pintura de mala calidad que no ha solucionado los problemas graves de infraestructura que siguen presentando unos espacios que son, que no se olvide, patrimonio de la humanidad. Han puesto bombillos, reparado algunos techos, echado mucha pintura, todo ello además sin tomar en cuenta la opinión de quienes hacen vida en la UCV, sin rendir cuentas y sin siquiera respetar las condiciones tan especiales y las normas que rigen las intervenciones en espacios patrimoniales.

 

Lo mismo ocurrirá acá, harán lo que se les venga en gana, seguirán adelante con su política de "pintura y circo" sin oír a los universitarios, y sin rendir cuentas, con lo cual continuarán además usando de excusas las obras públicas para seguir robando.

 

Nada que celebrar entonces.

 

Creo que antes que agradecer y celebrar que vayan a recuperar la ULA, lo que debimos y debemos hacer, es exigir que esos recursos sean asignados al presupuesto ordinario. Lo contrario, seguir agradeciendo las muletas a quienes nos han dejado sin piernas es seguir contribuyendo, preñados de amor por nuestra universidad y cándidamente, al avance de la dictadura y la muerte de la autonomía: luego, cuando suspendan los concursos de oposición y designen ellos a los docentes de nuevo ingreso, bajo esta lógica, saldremos a agradecer que "al menos vamos a tener nuevos profesores" y cuando designen las autoridades sin elecciones, diremos que "al menos hay renovación".

 

Por eso, hace falta ver todo lo sucedido en conjunto, antes de agradecer tres potes de pintura y cinco bombillos, que son necesarios pero no resuelven nuestros verdaderos problemas: ya perdimos el control de la política matricular, perdimos el control de la nómina, se perdió el sueldo, los beneficios estudiantiles, incluido el pasaje estudiantil.

 

Todo eso lo hemos aceptado mansos porque lo importante es "seguir con las puertas abiertas" y no caemos en cuenta que lo único que logramos con nuestra sumisión, es que la dictadura avance en su política de destrucción de la universidad autónoma.

 

 

*) Rafael Cuevas es profesor de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes en Mérida, Venezuela.

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