Argentina elige este domingo presidente. Unos 35 millones de personas están llamados a las urnas para elegir al sucesor de Alberto Fernández tras una campaña lastrada por la crisis económica y marcada por el auge de la ultraderecha.
Tras las elecciones primarias de agosto, quedó definido un escenario de tercios inédito en la política argentina en el que los candidatos con más posibilidades son el ultra Javier Milei, que encabeza las encuestas, el peronista y actual ministro de Economía, Sergio Massa, y la conservadora Patricia Bullrich; en la contienda, también están actual gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y la diputada de izquierda Myriam Bregman.
Los argentinos también eligen este domingo diputados, senadores y parlamentarios del Mercosur, las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Catamarca decidirán su gobernador y la ciudad de Buenos Aires, su jefe de Gobierno. A las ocho de la mañana han abierto las urnas.
Myriam Bregman, la primera candidata presidencial en acudir a votar
La diputada Myriam Bregman ha sido la primera candidata presidencial en votar este domingo. La aspirante del Frente de Izquierda y los Trabajadores, que en las primarias obtuvo el 2,6% de los sufragios, elige en una escuela del centro de la ciudad de Buenos Aires.
"La izquierda ha demostrado de qué lado está", ha dicho a los medios presentes y ha llamado a "votar con los valores que uno tiene". "Nos quieren hacer creer que hay tres candidatos. Hay cinco, hay otra ideas", ha asegurado, porque después de las primarias, quedó definido un escenario de tercios, con Javier Milei, Sergio Massa y Patricia Bullrich a la cabeza.
Para llegar a la Casa Rosada en primera vuelta, es necesario obtener el 45% de los votos o el 40% a diez puntos del segundo; si no, habrá segunda vuelta. "No estamos en un balotaje", ha advertido Bregman.
¿Cómo llega Argentina a la primera vuelta de las elecciones presidenciales?
Si bien el punto de inflexión de la actual crisis se registró durante el gobierno del conservador Mauricio Macri con el préstamo del Fondo Monetario Internacional por una suma de 50.000 millones de dólares –cifra récord hasta ese momento para el organismo–, la administración de Alberto y Cristina Fernández estuvo lejos de aliviar la situación económica.
Aunque desde el oficialismo alegan que la pandemia del Covid-19, la guerra en Ucrania y la peor sequía de la historia a principios de 2023 propiciaron este contexto, lejos está de ser una respuesta que satisfaga a la población.
Con más de un 40 % de pobres (casi 20 millones de ciudadanos), una inflación interanual próxima al 140 % y una tasa de cambio de dólar de más de 900 pesos argentinos, la sociedad argentina demostró su desencanto con la política al marcar una abstención del 31 % en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto.
Las circunstancias, sobre todo para la clase trabajadora, no son las mejores. La inflación y el alza constante de precios hacen que llegar a fin de mes sea una misión de subsistencia para no caer debajo de la línea de pobreza.
La existencia del cepo para adquirir dólares a precio oficial – el tope de adquisición mensual es de 200 dólares– es otro factor del aumento. Esto obliga a los productores a buscar en el mercado ilegal el ‘dólar blue’ para traer insumos provenientes del exterior, lo que encarece paso a paso la cadena de suministros o, incluso, la interrumpe.
La inestabilidad del peso local erosionó paulatinamente la paciencia de la ciudadanía, que vive en una incertidumbre. Esto, sumado a la alta carga impositiva y la falta de reacción política llevó al hartazgo con el oficialismo y su predecesor, Juntos por el Cambio.
Con un declive profundo del macrismo en los últimos meses, el ascenso del candidato de extrema derecha Javier Milei lo posicionó como el mejor opcionado de cara al domingo. A pesar de sus frases rimbombantes, su personalidad polémica y los miembros controvertidos que conforman el espacio, la justificación de su popularidad responde a la lógica: el desencanto civil con la política tradicional.
La Libertad Avanza, el movimiento de Milei, apareció en escena como una alternativa válida que capitalizó la frustración de los trabajadores, las ansias de progreso de los jóvenes –un 'target' desatendido por el macrismo y el peronismo- y la promesa de acabar con los vicios de la ‘casta política’, como los denomina el ‘León’.
Una elección impulsada por la juventud
Si bien Milei ha captado votos de distintas franjas etarias y estatus sociales, indistintamente de si son de Buenos Aires o del Interior del país (de hecho, sin ningún gobernador en el poder conquistó 16 de 24 jurisdicciones), su principal fuerza se encuentra en los menores de 35 años, donde tiene una intención de voto superior al 30%, números superiores a los de cualquier otro espacio en todas las segmentaciones por edad.
Milei concentró su estrategia en capitalizar la frustración de la franja joven a través de una sólida campaña en redes sociales y no por los medios tradicionales, como los 'spots' televisivos. El líder libertario explicó que ese método era menos costoso y que le aseguraba llegar a los dispositivos de millones de personas irremediablemente.
El apoyo entre los votantes juveniles se fundamenta en que sus políticas (la reducción de la intervención estatal, el libre mercado y la remoción de la carga impositiva) ataca a las problemáticas que más preocupan a ese segmento de la población.
La popularidad de Milei también se extendió a sectores donde los planes de la plataforma de campaña de La Libertad Avanza no favorecen sus intereses, como es el caso de Tierra del Fuego, donde el libertario venció en las PASO. La provincia más austral de Argentina es uno de los polos productivos industriales del país, que cuenta con un subsidio del Estado, una de las condiciones que Milei prometió revocar.
El peronismo y el macrismo, gobernabilidad o reconfiguración obligatoria
La primera vuelta del domingo dejará una marca en uno de los dos colosos políticos que pujaban por el poder en Argentina. Con Milei casi asegurado para un eventual balotaje –desde el bloque libertario incluso muestran confianza de ganar la Presidencia sin segunda ronda-, uno de los dos, ‘Unión por la Patria’ o ‘Juntos por el Cambio’, quedará fuera de circulación.
Con dificultades para representar al electorado, inclusive el núcleo propio de cada partido, el derrotado quedará al abismo de una discusión interna para reformularse. En ese sentido, el que peor panorama presenta es el macrismo.
La coalición que llevó a Mauricio Macri al poder en 2015 ha mostrado resquebrajamientos casi irreversibles. No solo en el seno interno (la guerra dialéctica entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta en las PASO fue un símbolo de eso), sino también por los bloques que acompañaron los últimos años, como la ancestral Unión Cívica Radical.
La interna en la Ciudad de Buenos Aires en la que finalmente se impuso Jorge Macri –primo del expresidente- sobre el radical Martín Lousteau fue otra muestra de las diferencias entre los fundadores del espacio y los aliados que han aportado aparato político en el interior del país, incluyendo gobernadores provinciales, diputados y senadores.
Para el peronismo la discusión es similar. Luego de la salida de Cristina Fernández, el kirchnerismo tuvo una severa falta de representatividad con su electorado, sin figuras de peso que den el paso adelante, obligando a una búsqueda de consenso que derivó en la candidatura de Sergio Massa y Agustín Rossi, un binomio que sembró dudas en la militancia ‘K’ y no seduce al peronismo tradicional.
Una derrota en cualquiera de las dos instancias conllevará un recambio generacional de líderes que se vislumbra impredecible sin figuras de proyección a la vista, con la excepción de Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires que busca su reelección.
Los aspirantes a la Casa Rosada
Quien aventaja en las encuestas es Milei. El referente de La Libertad Avanza, junto a su vicepresidenta Victoria Villarruel, son quienes se perfilan hacia un triunfo parcial en las urnas. Las previsiones auguran que no llegará al 45 % necesario (también puede ser 40 % con diferencia de al menos 10 puntos sobre el segundo) para hacerse con la Presidencia en octubre.
Economista y docente, tuvo sus primeras apariciones públicas en televisión hace diez años. Su carisma lo llevó del rol de columnista a fundar ‘Avanza Libertad’, el espacio político con el que llegó a ser diputado nacional en 2021 en la primera elección del joven partido.
El candidato oficialista, Sergio Massa, ha tenido la ardua tarea de hacer una campaña convincente siendo el ministro de Economía en la crisis actual. Sin embargo, contra todo pronóstico, se sostiene en una posición expectante según las encuestas.
De buena gestión en sus inicios como Intendente de Tigre –una localidad pequeña cerca de Buenos Aires-, fue escalando posiciones a lo largo de su carrera política, donde ostentó cargos como jefe de Gabinete entre 2008 y 2009 y presidente de la Cámara de Diputados en los dos primeros años de esta legislatura.
En contrapartida, su historia como opositor del kirchnerismo fue un elemento utilizado por sus rivales políticos. En 2015 se postuló a presidente –salió tercero al mando del Frente Renovador- haciendo una profunda campaña contra los Kirchner y sus funcionarios.
En la puja por el ingreso a la segunda vuelta está Juntos por el Cambio con la derechista Patricia Bullrich como candidata. Tras la interna con Rodríguez Larreta, la ministra de Seguridad del gobierno de Macri (2015-2019) fue la mayor perjudicada por el ascenso de Milei.
Con un discurso más de extrema derecha, Milei se posicionó como la mejor opción para terminar con el mandato kirchnerista, la piedra angular de la existencia del macrismo. A diferencia del libertario, Bullrich cuenta con un pasado como funcionaria.
Con orígenes en la Juventud Peronista, fue ministra de Trabajo y de Seguridad Social en 2001, diputada entre 2009 y 2015 y encargada de Seguridad en el período 2015-2019.
Los otros dos candidatos, con escasas oportunidades de acceder a una segunda vuelta, son Juan Schiaretti, de ‘Hacemos por Nuestro País’, y la socialista Myriam Bregman, representando a la izquierda argentina.
Schiaretti, del Peronismo Federal, es el actual gobernador de Córdoba, provincia en la cual tiene una larga trayectoria. A nivel nacional fue el secretario de Industria y Comercio entre 1991 y 1993, en la Presidencia de Carlos Menem.
Por su parte, Bregman aumentó su popularidad en los últimos cuatro años en el Frente de Izquierda de los Trabajadores, alcanzando un lugar en el Congreso en 2021.
Con información de El País y France 24
0 Comentarios