Donald Trump se declara inocente en Miami

Donald Trump está bajo arresto en Miami

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue formalmente arrestado por los 37 cargos de los que se le señala, en relación a un mal manejo de documentos clasificados.

Trump se presentó este 13 de junio ante una corte federal en Miami, Florida, para una audiencia judicial.

En la sala, el magistrado federal Jonathan Goodman notificó al expresidente de los 37 cargos que le ha imputado un Gran Jurado, 31 de los cuales corresponden al delito tipificado como retención deliberada de información de defensa nacional.

Donald Trump se declaró “no culpable” de los cargos federales presentados en su contra.

“Uno de los días más tristes en la historia de nuestro país. Somos una nación en declive!!!”, escribió el exmandatario en su red social Truth Social poco antes de ser fichado y técnicamente detenido en la sede del tribunal, a la que ingresó por un túnel y, por ello, no fue captado por las cámaras de los medios ni sus simpatizantes apostados en las inmediaciones.

Trump atribuye la acusación liderada por el fiscal especial Jack Smith a una “gran caza de brujas” lanzada por el actual presidente de EE.UU., el demócrata Joe Biden, y que responde a una campaña de “interferencia electoral”, como lo reiteró en su red social, Truth Social.

Los otros cargos que enfrenta Trump son por conspiración para obstruir a la justicia, ocultación de manera “corrupta” de un documento o registro, ocultación de un documento en una investigación federal, plan para ocultar y declaración y representación falsas.

Según el documento de 49 páginas que recoge la acusación, los delitos más graves que se le imputan a Trump, como obstrucción a la Justicia y conspiración, están penados con un máximo de 20 años de cárcel y multas de hasta 250 mil dólares y los menos graves, como conspiración para ocultar, con 5 años de cárcel y la misma sanción económica.

La investigación, que lidera el fiscal especial Jack Smith, se inició en 2022 a raíz de un registro realizado en Mar-a-Lago, la casa de Trump en Palm Beach (Florida), por agentes del FBI.

Encontraron más de 11 mil documentos oficiales, entre los cuales había un centenar catalogados como secretos o “ultrasecretos”.

Se declara inocente


Donald Trump está bajo arresto en Miami



Los 37 cargos correspondientes a siete delitos que le fueron leídos, y a los que se declaró inocente, este martes a Donald Trump en Miami son federales. Eso los sitúa en un plano muy superior a los del proceso en el que está como acusado en Nueva York por violación de la legislación de ese estado. Los cargos federales suelen ser penados con sanciones mucho más graves, porque afectan a la ley federal de Estados Unidos -es decir, no a la legislación de cada uno de los 50 estados- y, por consiguiente, con de alcance nacional, a menudo -como en este caso- impactando en los intereses nacionales del país.

No acaban ahí las diferencias. Los fiscales federales tienden a tener más recursos humanos y presupuestarios para llevar a cabo su trabajo, lo que hace más difícil y compleja la defensa de los acusados. En el caso de Donald Trump, este problema se agrava porque la mayor parte de su equipo jurídico ha dimitido porque el ex presidente no les contó le verdad acerca de la sustracción de los documentos. Según se recoge en la página 21 del acta de la acusación, Trump llegó a decir a sus letrados que mintieran a los investigadores al proponerles tranquilamente: "¿No sería mejor que les dijéramos que no tenemos nada aquí?"

La espantada de los abogados llegó al extremo de que hasta el martes por la mañana, apenas seis horas antes de la comparecencia ante la juez Aileen Cannon, Trump no tenía un abogado de Florida para acompañarle. Y eso era algo crítico, puesto que la legislación de ese estado exige que sea un letrado acreditado (en el bar, como se le conoce en EEUU) allí el que represente, siquiera formalmente, al acusado en la lectura de los cargos. La imagen del ex presidente de Estados Unidos representado por un abogado de oficio hubiera ido una humillación más para Trump.

Una humillación ante la que el ex presidente reaccionó sacando los instintos políticos que le convirtieron en 2016 en jefe de Estado y del Gobierno y le han situado en 2023 como favorito absoluto para disputar la presidencia de nuevo. Mientras la caravana presidencial -todo ex presidente sigue teniendo derecho a un vehículo oficial con enormes medidas de seguridad- cruzaba las autopistas de acceso a Miami, en las que el tráfico se había interrumpido -de nuevo, una práctica habitual- Trump colgó un mensaje, todo en mayúsculas, en su red social de microblogging, Truth Social: "Uno de los días más tristes en la historia de nuestro país. Somos una nación en decadencia". Poco después, a falta de uno de unos pocos minutos para entrar en el juzgado federal de Miami, Trump volvió a Truth Social y siguió con las mayúsculas: "En camino hacia el juzgado. ¡Caza de brujas! MAGA".

Después, el automóvil en el que viajaba el presidente desapareció de la vista al pasar por una de las puertas del garaje del edificio en el que está el juzgado federal de Miami. Las cámaras de televisión no captaron el momento, porque era una zona cerrada. El resto de la caravana accedió por otra puerta, más visible, a la torre, que estaba acordonada por la Policía de Miami -al igual que el edificio anexo- ante el peligro de algaradas de seguidores de Trump y de críticos de éste. El Servicio Secreto, que se ocupa de la seguridad de Trump en su calidad de ex presidente, exigió que se bloqueara con barreras de cemento la zona en la que está el edificio, pero la policía de Miami, que es la responsable de la seguridad, se negó a ello.

Una vez en el sótano, se siguió un protocolo pactado entre el FBI y el Servicio Secreto. Al no poder acceder por la puerta principal por el riesgo de que hubiera violencia, Trump y su equipo -abogados y guardaespaldas- tomaron un montacargas que los llevó directamente a un piso en el que les esperaba el FBI. 

Los agentes de este cuerpo -en la práctica, la única policía que se ocupa de todo el territorio nacional que hay en EEUU- informaron a Trump que estaba bajo arresto, aunque esto no implica que, como es habitual en muchos casos, fuera esposado. Más bien, estar arrestado significa que una persona está bajo la jurisdicción del Estado. 

Los agentes del FBI no le esposaron, dado que técnicamente Trump se entregó. Pero sí le leyeron los derechos Miranda, como se conoce en EEUU a las frases "tiene usted el derecho a permanecer en silencio, cualquier cosa que diga puede ser utilizada en contra suya, tiene usted derecho a un abogado, tiene usted derecho a que un abogado esté presente en su interrogatorio".

Los agentes llevaron entonces a Trump al despacho del mariscal (marshall, en inglés) del juzgado federal, Gadyaces Serralta. Los mariscales son funcionarios nombrados por el presidente -Serralta fue, de hecho, puesto en el cargo por Trump- que obedecen al fiscal general -cargo equivalente al de Ministro de Justicia en España- pero que ese encargan del perfecto funcionamiento de los aspectos legales y administrativos de los juzgados federales (no de los de los estados).

Serralta supervisó lo que se llama habitualmente como "el procesamiento": la toma de huellas dactilares de Trump, la introducción de un hisopo en la boca del presidente para hacerle un raspado y obtener una muestra de su DNA, y la toma de varias fotografías. No hubo la mugshot, es decir, la clásica foto de los detenidos de frente y de perfil con una escala detrás para medir su altura, por temor a que esas imágenes fueran filtradas y convertidas en un elemento de lucha política y, según la defensa del ex presidente, porque éste no presenta riesgo de fuga.

Fuera, una portavoz del equipo de Trump, Alina Habba, su más fiel asesora y aliada, leyó un breve comunicado en el que comparó la detención de Trump a la transformación de Estados Unidos en Cuba o Venezuela. "Hemos llegado a un momento en la Historia de nuestro país en el que la persecución de oponentes políticos es el tipo de cosas que ves en Cuba y en Venezuela. Lo que se está haciendo al presidente Trump debería es aterrorizar a los ciudadanos de este país".

Finalmente, Donald Trump, el político que en octubre de 2016 prometió en un debate a su rival, Hillary Clinton, que, cuando él ganara las elecciones, "tú estarás en la cárcel", pasó a que la jueza Aileen Cannon le leyera los cargos por sus siete delitos federales que pueden hacer que pase, en teoría, el resto de su vida en la cárcel.

No hay fotos, pero el testimonio de los aproximadamente diez periodistas presentes indica que Trump estuvo serio, con los brazos cruzados en actitud en una posición defensiva mientras la juez del caso Aileen Canon enumeraba los 37 cargos y 7 delitos en su contra. Sus letrados respondieron afirmando que su cliente se declaraba "no culpable", y Cannon dio por finalizada la sesión, no sin antes prohibir a Trump que hable de los temas del caso con nadie salvo que estén sus abogados presentes. Una advertencia que, dada la locuacidad del presidente, no está claro que vaya a ser cumplida.

Con información de EFE y El País

Publicar un comentario

0 Comentarios