Relativismo, visiones y perspectivas


Por: Luis Loaiza Rincón *

El 19 de noviembre de 2010, el Papa Benedicto XVI denunció públicamente "la dictadura del relativismo". Ante 150 cardenales de todo el mundo, reunidos en Roma, en el marco de su tercer consistorio para el nombramiento de nuevos purpurados, Benedicto XVI señaló que en el mandato de Jesús de anunciar el Evangelio "está implícita la exigencia de la libertad de hacerlo", pero que después de tantos siglos "aún existe oposición". "La relación entre verdad y libertad es esencial, pero hoy se encuentra ante el gran desafío del relativismo, que parece completar el concepto de verdad, pero en realidad amenaza con destruirla, proponiéndose como una verdadera dictadura".

En el mundo de la política, como no existen "verdades reveladas", desde los sofistas griegos, reina el relativismo. Pero eso no significa que todo vale.

Thomas Sowell (Conflicto de Visiones. Orígenes ideológicos de las luchas políticas. Editorial Gedisa, Buenos Aires, 1990) dirá que la política está dominada "por actos cognitivos pre analíticos" (visiones), que determinan nuestra percepción de cómo funciona el mundo, aunque sean, en cierta medida, simplistas y guíen el curso del pensamiento y de la acción cubriendo las lagunas, necesariamente grandes, del conocimiento individual. Según Sowell la visión "es lo que intuimos o sentimos antes de elaborar un razonamiento sistemático que se pueda denominar teoría, y aún antes de que hayamos deducido consecuencias específicas que, en la forma de hipótesis, deban contrastarse con la realidad".

De manera que en política no son indispensables ni las "verdades reveladas" ni las teorías. Ya sin contar con ninguna, tomamos partido, desarrollamos simpatías y preferencias, adoptamos decisiones y nos involucramos en conflictos, convencidos de estar en lo correcto. El tema es que no hay una sola visión del mundo.

En este sentido, el filósofo español José Ortega y Gasset (La Doctrina del Punto de Vista. Espíritu de la letra. Revista de Occidente, 1925. Unamuno, Azorín y Ortega. Ensayos. Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1978), desde su enfoque vitalista, dirá que "la realidad cósmica es tal, que sólo puede ser vista bajo una determinada perspectiva". De esta manera, "una realidad que vista desde cualquier punto resultase siempre idéntica es un concepto absurdo. Todo conocimiento lo es desde un punto de vista determinado".

Así que en el mundo de la política, es necesario entender que "la divergencia entre los mundos de dos sujetos no implica falsedad de uno de ellos. Al contrario, precisamente porque lo que cada cual ve es una realidad y no una ficción, tiene que ser su aspecto distinto del que otro percibe. Esa divergencia no es contradicción, sino complemento. Cada vida es un punto de vista sobre el universo. En rigor, lo que ella ve no lo puede ver otra. Cada individuo, persona, pueblo, época; es un órgano insustituible para la conquista de la verdad. He aquí como ésta, que por sí misma es ajena a las variaciones históricas, adquiere una dimensión vital".

El problema en política, no es tener opiniones divergentes, diferentes perspectivas o conflicto de visiones. El problema es cómo se resuelven esas diferencias sin llegar a la violencia, al odio y a la destrucción del que piensa distinto. En la política no hay "verdades reveladas", todo cambia y nadie es dueño de la razón.


*). Luis Loaiza Rincón es Politólogo, Profesor ULA y Diputado a la Asamblea Nacional
En Twitter y en Instagram: @lloaizar
 

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