La 51ª edición de la Feria del Sol se celebra en Mérida del 18 al 28 de febrero, teniendo como días centrales los de carnaval. El programa ferial, elaborado por la Alcaldía del municipio Libertador y Ferisol, incluye más de 20 eventos, que transcurren en una ciudad donde las colas de gasolina se forman desde el día anterior y los apagones diarios son hasta por más de cuatro horas continuas.
La Feria del Sol no se realizaba desde 2020, debido a la pandemia por COVID-19. Tampoco hubo en 2014 por causa de las protestas sociales de ese año. Sin embargo, pese a las deficiencias en servicios básicos, el pésimo estado de la vialidad y el aumento de contagios por coronavirus en Mérida, el alcalde de la ciudad, Jesús Araque, y el gobernador del estado, Jehyson Guzmán, decidieron retomar la tradicional celebración de carnavales este año.
Desde el lunes 21 de febrero, algunas estaciones de servicio dolarizadas retomaron la modalidad de pico y placa para el surtido de gasolina, requisito que no tenían estas gasolineras desde el año pasado. Así mismo, algunas E/S subsidiadas que llevaban meses cerradas volvieron a abrir, atendiendo también por terminal de placa, pero las colas son kilométricas. La falta de información oficial confunde y desespera a los usuarios.
Jesús Mendoza tiene un vehículo cuyo número de placa termina en seis. Ayer martes, 23 de febrero, se sumó a la cola de gasolina para la estación de servicio Albalago a las 5:00 de la tarde. Su propósito era poder abastecerse de combustible hoy jueves, 24 de febrero. Estaba dispuesto a pasar la noche y más de 26 horas en fila, pues esa gasolinera, que está dolarizada, abre después de las 7:00 de la mañana.
«¿Qué más podemos hacer? Está difícil conseguir gasolina otra vez. Toca volver a dormir haciendo cola, a pesar de que uno la va a pagar en dólares (a USD 0,5 por litro). Ojalá que mañana pueda echar temprano para estar tranquilo en carnavales», dijo Mendoza a El Pitazo con más frustración que esperanza.
El transporte público también se ha visto afectado por la falta de gasolina. El lunes 21 y martes 22 de febrero hubo paro parcial de transporte, porque la mayoría de las unidades necesitan gasolina, y los representantes del gremio aseguran que solo reciben gasoil y esporádicamente. Benjamín Lara, presidente de la línea La Otra Banda, denunció que muchos transportistas deben comprar el gasoil a 0,40 dólares por litro.
A Pueblo Llano, municipio del páramo merideño, no llega gasolina a la única estación de servicio que hay allí desde el pasado 5 de enero. «La gente va y echa en Barinas (porque Mérida está más lejos). Aquí se puede conseguir «bachaqueada» a 0,70 o 0,80 dólares por litro», precisó a El Pitazo Vicente Paredes, locutor de una emisora de esta localidad.
En los Pueblos del Sur la situación es aún más crítica. El pasado 15 de febrero el alcalde del municipio Arzobispo Chacón, Omar Fernández (MUD), se trasladó a la sede de la Zona Operativa de Defensa Integral (Zodi) de Mérida para exigir que llegue combustible a cuatro parroquias de su jurisdicción que no reciben desde hace más de seis meses: Mucutuy, Mucuchachí, Capurí y El Molino. Todas son zonas de producción agrícola.
En los municipios de la zona panamericana la escasez de combustible también se agudiza. Muchos conductores se trasladan hasta la capital del estado o hacia otras ciudades de Trujillo o Barinas para abastecerse. Quienes habitan en el Valle del Mocotíes prefieren ir a La Grita, estado Táchira, y comprar gasolina colombiana en el mercado negro.
La crisis del servicio eléctrico en Mérida empeora desde diciembre del año pasado, pese a la promesa del actual gobernador, desde que fungía como protector, de reactivar la Planta termoeléctrica «Don Luis Zambrano», ubicada en el municipio Alberto Adriani. Hace más de un año que Guzmán, en compañía del ministro para la energía eléctrica y vicepresidente Sectorial de Obras Públicas y Servicios, Néstor Reverol, visitó esta planta para anunciar el inicio de su «recuperación integral».
Durante este mes de febrero los apagones programados han aumentado de duración hasta pasar incluso las cuatro horas continuas diarias. En las zonas alejadas de la capital del estado los cortes de luz son incluso más prolongados. Las fluctuaciones de voltaje son constantes, afectando equipos eléctricos y los servicios de telecomunicaciones, principalmente internet.
Así mismo, las emisoras de radio regionales y locales salen del aire cuando no hay luz, porque tampoco consiguen gasolina para alimentar sus plantas eléctricas. Desde diciembre pasado periodistas y trabajadores de medios dejaron de recibir gasolina subsidiada.
Los apagones también afectan al sector salud. Hospitales tipo I, ambulatorios y Centros de Diagnóstico Integral (CDI) se quedan sin energía eléctrica porque muchos no cuentan con planta eléctrica y otros, que sí tienen, no reciben combustible para ponerlas a funcionar. Esto está poniendo en riesgo la cadena de frío que deben mantener las vacunas que hay en esos centros asistenciales.
En este contexto de deficiencias y precariedades se desarrolla la Feria del Sol 2022, cuya primera edición se celebró en el año 1969 y durante mucho tiempo fue llamada Feria Internacional del Sol, festividad en la que el turismo se incrementaba en una ciudad donde actualmente ni siquiera funciona su atractivo más importante, el teleférico más largo y el segundo más alto del mundo.
La Feria del Sol no se realizaba desde 2020, debido a la pandemia por COVID-19. Tampoco hubo en 2014 por causa de las protestas sociales de ese año. Sin embargo, pese a las deficiencias en servicios básicos, el pésimo estado de la vialidad y el aumento de contagios por coronavirus en Mérida, el alcalde de la ciudad, Jesús Araque, y el gobernador del estado, Jehyson Guzmán, decidieron retomar la tradicional celebración de carnavales este año.
Colas de gasolina desde el día anterior
Desde el lunes 21 de febrero, algunas estaciones de servicio dolarizadas retomaron la modalidad de pico y placa para el surtido de gasolina, requisito que no tenían estas gasolineras desde el año pasado. Así mismo, algunas E/S subsidiadas que llevaban meses cerradas volvieron a abrir, atendiendo también por terminal de placa, pero las colas son kilométricas. La falta de información oficial confunde y desespera a los usuarios.
Jesús Mendoza tiene un vehículo cuyo número de placa termina en seis. Ayer martes, 23 de febrero, se sumó a la cola de gasolina para la estación de servicio Albalago a las 5:00 de la tarde. Su propósito era poder abastecerse de combustible hoy jueves, 24 de febrero. Estaba dispuesto a pasar la noche y más de 26 horas en fila, pues esa gasolinera, que está dolarizada, abre después de las 7:00 de la mañana.
«¿Qué más podemos hacer? Está difícil conseguir gasolina otra vez. Toca volver a dormir haciendo cola, a pesar de que uno la va a pagar en dólares (a USD 0,5 por litro). Ojalá que mañana pueda echar temprano para estar tranquilo en carnavales», dijo Mendoza a El Pitazo con más frustración que esperanza.
El transporte público también se ha visto afectado por la falta de gasolina. El lunes 21 y martes 22 de febrero hubo paro parcial de transporte, porque la mayoría de las unidades necesitan gasolina, y los representantes del gremio aseguran que solo reciben gasoil y esporádicamente. Benjamín Lara, presidente de la línea La Otra Banda, denunció que muchos transportistas deben comprar el gasoil a 0,40 dólares por litro.
En otros municipios es peor
A Pueblo Llano, municipio del páramo merideño, no llega gasolina a la única estación de servicio que hay allí desde el pasado 5 de enero. «La gente va y echa en Barinas (porque Mérida está más lejos). Aquí se puede conseguir «bachaqueada» a 0,70 o 0,80 dólares por litro», precisó a El Pitazo Vicente Paredes, locutor de una emisora de esta localidad.
En los Pueblos del Sur la situación es aún más crítica. El pasado 15 de febrero el alcalde del municipio Arzobispo Chacón, Omar Fernández (MUD), se trasladó a la sede de la Zona Operativa de Defensa Integral (Zodi) de Mérida para exigir que llegue combustible a cuatro parroquias de su jurisdicción que no reciben desde hace más de seis meses: Mucutuy, Mucuchachí, Capurí y El Molino. Todas son zonas de producción agrícola.
En los municipios de la zona panamericana la escasez de combustible también se agudiza. Muchos conductores se trasladan hasta la capital del estado o hacia otras ciudades de Trujillo o Barinas para abastecerse. Quienes habitan en el Valle del Mocotíes prefieren ir a La Grita, estado Táchira, y comprar gasolina colombiana en el mercado negro.
Apagones cada vez más largos
La crisis del servicio eléctrico en Mérida empeora desde diciembre del año pasado, pese a la promesa del actual gobernador, desde que fungía como protector, de reactivar la Planta termoeléctrica «Don Luis Zambrano», ubicada en el municipio Alberto Adriani. Hace más de un año que Guzmán, en compañía del ministro para la energía eléctrica y vicepresidente Sectorial de Obras Públicas y Servicios, Néstor Reverol, visitó esta planta para anunciar el inicio de su «recuperación integral».
Durante este mes de febrero los apagones programados han aumentado de duración hasta pasar incluso las cuatro horas continuas diarias. En las zonas alejadas de la capital del estado los cortes de luz son incluso más prolongados. Las fluctuaciones de voltaje son constantes, afectando equipos eléctricos y los servicios de telecomunicaciones, principalmente internet.
Así mismo, las emisoras de radio regionales y locales salen del aire cuando no hay luz, porque tampoco consiguen gasolina para alimentar sus plantas eléctricas. Desde diciembre pasado periodistas y trabajadores de medios dejaron de recibir gasolina subsidiada.
Los apagones también afectan al sector salud. Hospitales tipo I, ambulatorios y Centros de Diagnóstico Integral (CDI) se quedan sin energía eléctrica porque muchos no cuentan con planta eléctrica y otros, que sí tienen, no reciben combustible para ponerlas a funcionar. Esto está poniendo en riesgo la cadena de frío que deben mantener las vacunas que hay en esos centros asistenciales.
En este contexto de deficiencias y precariedades se desarrolla la Feria del Sol 2022, cuya primera edición se celebró en el año 1969 y durante mucho tiempo fue llamada Feria Internacional del Sol, festividad en la que el turismo se incrementaba en una ciudad donde actualmente ni siquiera funciona su atractivo más importante, el teleférico más largo y el segundo más alto del mundo.
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