Más de 30 buques petroleros podrían enfrentar confiscación cerca de Venezuela


Washington DC, EEUU.-
La reciente confiscación de un supertanquero cargado con crudo venezolano por parte de la Guardia Costera de Estados Unidos ha encendido las alarmas en el sector marítimo. Según datos de transporte naviero, más de 30 embarcaciones petroleras, que actualmente operan bajo sanciones de Washington y mantienen negocios en Venezuela, podrían enfrentar medidas punitivas similares.

El decomiso, confirmado el miércoles por el presidente Donald Trump, marca un hito en la política de presión norteamericana: es el primer cargamento de petróleo de Venezuela incautado desde que el régimen de sanciones entró en vigencia en 2019, y constituye la primera acción conocida de la administración Trump contra un tanquero vinculado al país suramericano desde que ordenó el masivo despliegue militar en la región.

Fuentes del sector naviero indicaron que esta maniobra de Washington, dirigida a intensificar el cerco sobre el gobierno de Nicolás Maduro, ha puesto en estado de alerta a propietarios de buques, operadores y agencias marítimas. Muchos de estos actores están reconsiderando si zarpar de aguas venezolanas en los próximos días tal como estaba previsto en sus itinerarios.

Expertos y analistas advierten que esta ofensiva contra los cargamentos de origen venezolano probablemente generará retrasos en las exportaciones a corto plazo y podría ahuyentar a algunos armadores. Cabe destacar que, hasta este incidente, Estados Unidos no había interrumpido físicamente las exportaciones petroleras de Venezuela, las cuales son movilizadas por intermediarios en embarcaciones de terceros.

La «flota fantasma» y la respuesta de Miraflores


La reacción oficial de Venezuela no se hizo esperar. En un comunicado, el Ejecutivo acusó a EE. UU. de un «robo descarado», calificando la incautación como «un acto de piratería internacional».

El superpetrolero confiscado, identificado por un grupo de gestión de riesgos como el Skipper, forma parte de lo que se conoce como la «flota fantasma» o «sombra». Estas naves transportan crudo sancionado hacia sus mayores destinos y operan bajo un modus operandi particular: a menudo apagan sus señales de rastreo o disfrazan sus ubicaciones. El uso de estos tanqueros se ha incrementado por parte de comerciantes y transportistas desde que Washington impuso sanciones al país miembro de la Opep.

Más de 80 tanqueros bajo la lupa


La historia reciente muestra que las sanciones previas sobre flujos petroleros o buques vinculados a Venezuela han dejado una estela de tanqueros cargados esperando durante semanas e incluso meses para zarpar y evitar conflictos legales.

La situación actual es crítica en los puertos nacionales. Según datos recopilados por TankerTrackers.com, el miércoles se registraban más de 80 embarcaciones cargadas o a la espera de carga en aguas venezolanas o cerca de su costa; de este grupo, más de 30 se encuentran bajo sanciones estadounidenses.

Un análisis de Lloyd’s List Intelligence, firma especialista en datos marítimos, arroja luz sobre la magnitud de este mercado paralelo: la flota fantasma global incluye 1.423 petroleros, de los cuales 921 están sujetos a sanciones de EE. UU., Gran Bretaña o Europa. Estos barcos suelen ser antiguos, con estructuras de propiedad opacas y navegan sin una cobertura de seguro de primer nivel que cumpla con los estándares internacionales exigidos por las grandes petroleras y muchos puertos.

Los datos de monitoreo de embarcaciones indican que estos navíos transportan principalmente petróleo sancionado de Rusia, Irán y Venezuela hacia destinos asiáticos. Muchos realizan viajes separados cargando crudo iraní o venezolano y, posteriormente, cargamentos rusos.

En el caso específico de Venezuela, los datos corporativos y de envío muestran que cargan en puertos operados por la estatal Pdvsa utilizando nombres falsos. Típicamente, disfrazan sus ubicaciones hasta mucho después de su partida, mientras cruzan el Océano Atlántico rumbo a Malasia o China.

Impacto en la logística global


Estimaciones de Frontline, una compañía líder en transporte de petróleo con sede en Chipre, señalan que aproximadamente el 15% de la flota mundial de grandes transportistas de crudo (Vlcc) —capaces de llevar una carga máxima de 2 millones de barriles por viaje— ha sido alcanzada por las sanciones.

Para los buques controlados directamente por Venezuela, EE. UU. ha añadido en los últimos años a casi toda la flota de Pdvsa a su lista de sancionados, junto con un puñado de tanqueros que transportan petróleo venezolano a Cuba, isla que también se encuentra bajo sanciones estadounidenses.

A pesar de los riesgos, la estrategia de la flota oscura ha dado resultados al gobierno de Maduro. Como muestra de ello, las exportaciones petroleras de Venezuela aumentaron a más de 900.000 barriles por día en noviembre. Paralelamente, las importaciones de la muy necesaria nafta para diluir su petróleo extrapesado —proveniente en su mayoría de Rusia— se duplicaron a 167.000 bpd, aumentando los inventarios para las próximas semanas.

En medio de la incertidumbre, Chevron, el socio clave de las empresas conjuntas de Pdvsa y responsable de todos los envíos de crudo venezolano a EE. UU., informó el miércoles que la compañía estaba operando con normalidad.

Con información de Reuters.

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