Caracas.- Chevron está enviando a sus empleados desde Caracas a sus plantes de producción petrolera en Venezuela, pese a la advertencia de EE. UU. a operadores sobre la posibilidad de inseguridad en los viajes aéreos en la región por la interferencia de satélites militares.
La importante petrolera con sede en Houston, única productora estadounidense de crudo que queda en Venezuela, envió empleados el lunes a sus instalaciones en todo el país, según personas con conocimiento de la situación que pidieron no ser identificadas por tratarse de información privada. Los vuelos en jets fletados forman parte de la supervisión semanal rutinaria de Chevron a las empresas petroleras que extraen alrededor del 25% de la producción de Venezuela, según las fuentes. Los trabajadores suelen regresar a Caracas a finales de semana.
“Las operaciones de Chevron en Venezuela continúan en pleno cumplimiento de las leyes y regulaciones aplicables a su negocio, así como del marco de sanciones establecido por el gobierno estadounidense”, declaró el portavoz de Chevron, Bill Turenne, en un comunicado.
“Nuestra principal prioridad es la seguridad de nuestro personal, las comunidades en las que operamos, el medio ambiente y la integridad de los activos de nuestra empresa conjunta”, añadió. Cualquier pregunta sobre la situación de seguridad en Venezuela debe dirigirse a las autoridades competentes del gobierno estadounidense.
Si bien los viajes aéreos hacia y desde Venezuela se han suspendido en gran medida tras la recomendación de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) de que las aerolíneas «mantengan la precaución» en el espacio aéreo del país, los vuelos nacionales y de deportación desde Estados Unidos continúan.
La seguridad del espacio aéreo caribeño se ha convertido en un punto de conflicto político, ya que la administración Trump mantiene su despliegue militar en la región, una operación que ahora constituye el mayor despliegue de fuerza contra un país del hemisferio occidental desde finales de la década de 1980. El conflicto ha coincidido con un aumento de las interferencias en las comunicaciones que afectan la navegación por satélite y otros sistemas en la zona, lo que hace que los viajes aéreos sean riesgosos.
La mayor parte de las interferencias se encuentra en la zona norte del país y, en teoría, afectaría partes de la ruta entre Caracas y las zonas donde Chevron transporta a sus trabajadores. Sin embargo, los vuelos nacionales comerciales y privados continúan operando, salvo algunas zonas de exclusión aérea declaradas por Venezuela cerca de las fronteras con Brasil y Colombia, según un comunicado al que tuvo acceso Bloomberg. Las autoridades de Caracas advirtieron a las aerolíneas que aún operan en el país que deben continuar operando allí o el gobierno revocará sus licencias. El presidente Nicolás Maduro retiró sus licencias a seis operadores internacionales, entre ellos la colombiana Avianca, la portuguesa Tap y la turca Turkish Airlines, el 26 de noviembre, según el Diario Oficial de Venezuela. Las solicitudes de comentarios enviadas a cinco aerolíneas comerciales venezolanas no fueron respondidas de inmediato.
A pesar de las restricciones, los vuelos de deportación desde Estados Unidos a Venezuela continúan. El gobierno venezolano declaró el lunes que Washington solicitó permiso para seguir enviando dos aviones semanales a Caracas.
Con información de Bloomberg

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