El panorama global de octubre de 2025 nos revela una imagen inquietante y paradójica de la política exterior estadounidense: una administración que maneja el mazo del pragmatismo económico con una mano, mientras empuña la espada de la coerción militar con la otra.
El contraste entre la distensión con China que demostró ser el jefe y EEUU el subdito, en el encuentro en Sur Corea, la imagen entre Donald Trump y Xi Jinping refleja dos estilos de liderazgo opuestos: uno basado en la expresividad mediática y otro en la serenidad como símbolo de poder, el encuentro llamó la atención del mundo entero: Trump gesticulando enérgicamente mientras Xi mantuvo su expresión imperturbable, la instantánea, más allá de lo anecdótico, condensa una diferencia profunda entre dos concepciones del poder y del liderazgo, por otro lado la escalada de tensiones en el Caribe contra Venezuela no es una casualidad; es la prueba de una calculada doble agenda geopolítica.
El Negocio de la Soja vs. El Negocio de la Guerra.
La tregua comercial entre Washington y Beijing, marcada por la reducción de aranceles hasta del 10% y la promesa china de adquirir "cantidades enormes" de soja, es un movimiento de ajedrez puramente transaccional.
El presidente Trump, enfrentando el descontento de un sector agrícola vital que ha sufrido los estragos de la guerra arancelaria, producidas por su arrogancia, utiliza este acuerdo como un bálsamo político interno. Es una solución de conveniencia económica, tardía quizás, pero rentable de cara a sus electores, demostrando así sus garrafales errores más que un mandatario, como un dictador tradicional latinoamericano.
Sin embargo, este enfoque flexible y negociador se desvanece por completo cuando la mirada se posa sobre el Caribe venezolano. Mientras se cierran tratos de miles de millones de dólares, el 31 de octubre se desvía la atención hacia un despliegue militar sin precedentes: el mayor portaaviones de su flota en aguas cercanas a nuestra costa. La postura es clara: el comercio no tiene moral, solo intereses, y si el interés es el control y la influencia regional, la negociación se reemplaza por la amenaza.
La Guerra Psicológica: Portaaviones y "Venta de Humo"
Las negaciones oficiales de Washington, desmintiendo reportes de ataque, se vuelven huecas ante la ostentación de fuerza militar. La orden de enviar un portaaviones es un mensaje de presión y disuasión inequívoco, que busca influir en la dinámica interna de Venezuela sin disparar un solo tiro.
Esta estrategia fue confirmada por el propio Elliott Abrams, exenviado de EE.UU. para Venezuela donde afirmó que "Trump no tiene ninguna intención de invadir; todo es una operación psicológica" en el programa de Andres Oppenhaimer de CNN el 27 de este mes, quien admitió que el objetivo es generar presión psicológica sobre el liderazgo venezolano.
Esto nos introduce en la peligrosa dinámica de la "guerra de percepción". El análisis subraya cómo "medios tarifados por lobbys" e "influencers" se han convertido en vehículos de la "venta de humo", orquestando un flujo constante de especulaciones y alarmas que buscan desorientar y atemorizar a la población. Esta es una amenaza híbrida donde el músculo militar se combina con la intoxicación informativa para erosionar la moral y la estabilidad nacional.
El mismo Donald Trump, negó este viernes que esté considerando ataques dentro de Venezuela, pese a reportes en medios norteamericanos de que Estados Unidos podría ampliar su campaña antidrogas en el Caribe, y en contradicción aparentemente sus propias declaraciones de la semana pasada.
Más tarde el secretario de Estado, conocido por su postura injerencista de "máxima presión" contra Venezuela, calificó de "falsa" la información de medios estadounidenses, a través de su cuenta en la red social X, donde el funcionario descalificó un artículo del Miami Herald que detallaba los presuntos preparativos: "Tus fuentes, que afirmaban tener conocimiento de la situación, te engañaron para que escribieras una historia falsa" señaló.
La Resiliencia Nacional: El Poder del Espíritu Libertario
Frente a la tecnología de guerra y la maquinaria de propaganda de un país agresor, Venezuela opone su valor más preciado: su resiliencia histórica y el inquebrantable espíritu de defensa.
Es imperativo que, como venezolanos, entendamos esta doble agenda: el pragmatismo económico de Washington termina donde comienza su obsesión por el control regional.
Ante estos escenarios, la única respuesta viable es la unidad nacional en la defensa de nuestra soberanía y la claridad mental para rechazar la campaña de terror psicológico que se orquesta desde el exterior.
Leg. Giovanny Marquina
Secretario General Adjunto del partido Social Cristiano COPEI del Estado Mérida
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