Jorge Barragán asegura que la militarización del Caribe redibuja el mapa político regional


Caracas.-
La creciente presencia militar de Estados Unidos en el Caribe encendió las alarmas en América Latina. Desde el 14 de agosto, más de 4.000 efectivos estadounidenses, junto con buques, submarinos y aeronaves, se han desplegado en el sur del mar Caribe como parte de una estrategia de combate al narcotráfico impulsada por la segunda administración de Donald Trump. En este contexto, Jorge Barragán, dirigente del partido Alianza del Lápiz, analiza las implicaciones geopolíticas de este despliegue y su impacto en la región.

“No es un hecho aislado”


Barragán rechaza la idea de que la reciente amenaza al presidente colombiano Gustavo Petro sea un incidente aislado.

«La presión sobre Petro parece ser un costo político por su postura crítica hacia los bombardeos extrajudiciales y por su beligerancia frente al intervencionismo en Venezuela”, afirma. Para el dirigente, este episodio se inscribe en una estrategia más amplia de militarización que busca reconfigurar el tablero regional de seguridad y poder.

Además, el analista internacional, asegura que “la prolongación del despliegue estadounidense reconfigura el mapa político de la región”.

Según él, no se trata de un operativo puntual, sino de una presencia militar sostenida que obliga a los gobiernos latinoamericanos a posicionarse. La retórica de Trump, que incluso contempla una “segunda etapa por tierra”, mantiene abierto el horizonte de escalada.

En este nuevo escenario, la presión se dirige no solo a Venezuela, sino también a países como Colombia que cuestionan la estrategia estadounidense.

De conflicto bilateral a problema regional


Barragán advierte que la presencia militar en el Caribe ha dejado de ser un asunto bilateral entre Estados Unidos y Venezuela.

“Los bombardeos han afectado también a ciudadanos de Colombia, Trinidad y Tobago y Ecuador”, señala. Esta situación ha generado tensiones diplomáticas y preocupación en líderes regionales como el presidente brasileño Lula da Silva, quien ha alertado sobre los riesgos de una escalada.

“Lo que empezó como un despliegue dirigido a Venezuela, hoy es una cuestión de seguridad regional”, concluye.

Al preguntársele sobre si el despliegue ejerce una presión contra Nicolás Maduro, Barragán considera que los efectos han sido contrarios a los esperados por Washington.

«El chavismo tiende a cohesionarse en situaciones de amenaza externa”, explica. «En lugar de provocar fracturas internas, la estrategia ha fortalecido a los sectores más radicales del oficialismo, mientras que los moderados pierden margen de maniobra».

¿Negociación en el horizonte?


Aunque el gobierno de Maduro mantiene disposición a negociar con Estados Unidos, Barragán aclara que hay límites claros: “Todo lo demás parece negociable, menos la permanencia en el poder”.

La estrategia de Trump, según el dirigente, «es transaccional y orientada a fortalecer la posición de las empresas estadounidenses. Sin embargo, los canales de diálogo parecen cerrados por ahora, especialmente tras la interrupción del contacto con el enviado especial Richard Grenell».

“Trump siempre busca mantener todas las opciones sobre la mesa”, comenta Barragán. «Su estilo se basa en mostrar fuerza, abrir y cerrar canales según su conveniencia, y dejar claro el desequilibrio de poder. Aunque no se descarta una futura reapertura de vías de comunicación, el momento actual está marcado por la presión, no por la negociación».

El Nobel de la Paz a María Corina Machado


Finalmente, Barragán se refiere al reciente reconocimiento internacional a la dirigente opositora venezolana María Corina Machado.

“El Nobel de Paz le otorga un capital político simbólico que trasciende lo inmediato”, afirma. No obstante, advierte que «este premio no altera la agenda definida por Washington, donde figuras como Stephen Miller, subjefe de gabinete, tienen más peso que el propio Secretario de Estado Marco Rubio».

La entrevista con Jorge Barragán revela que el Caribe ya no es solo un escenario geográfico, sino un tablero estratégico donde se juega el futuro político de América Latina.

Con información de Contrapunto

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