Caracas.- Aunque el ganado en pie se cotiza en promedio a dos dólares por kilo, el precio final que paga el ciudadano se dispara sin justificación clara. Esta distorsión, según Edgar Medina, presidente de Fedenaga, refleja una cadena de comercialización fragmentada en cuanto al precio real de la carne.
Desde la finca hasta el mostrador, el valor de la proteína animal se multiplica. Medina advierte que esta “desvariación total” entre el precio base y el costo al consumidor se agrava por la volatilidad del tipo de cambio. El pago en bolívares, lejos de facilitar el acceso, complica aún más la situación.
Además, el líder gremial señala que, pese a la estabilidad en el precio para el productor, el consumo de carne ha disminuido notablemente. La razón principal es el elevado costo final en moneda local, que supera la capacidad adquisitiva de muchas familias. Esta caída en la demanda preocupa al sector ganadero, que ve amenazada su sostenibilidad con el precio real de la carne.
Por otro lado, Medina explicó que el aumento de precios ocurre a lo largo de cinco eslabones de la cadena comercial. Cada intermediario añade un margen que termina afectando al consumidor final. Esta estructura, lejos de ser eficiente, genera sobre costos innecesarios y el precio real de la carne.
En respuesta, Fedenaga trabaja junto al Ministerio de Agricultura para establecer mecanismos que permitan incidir en los precios finales. La meta es lograr un “precio real de la carne” que refleje el valor justo del producto y facilite su acceso. También se busca simplificar el sistema de pago, reduciendo la carga que representa la conversión de divisas.
La carne, alimento esencial en la dieta venezolana, no debería convertirse en un lujo. Por eso, el gremio insiste en encontrar un equilibrio que garantice el consumo sostenido de proteína animal. La solución pasa por ajustar la cadena de comercialización y estabilizar el tipo de cambio.
Con información de RDN

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