Pescadores en Margarita hablan ante tensiones con EEUU


Porlamar, Nueva Esparta.-
Carlos Caravallo, desde niño, ha tenido al mar como su vida. Desde los 11 años, comenta, empezó a pescar en isla de Margarita, en el mar Caribe venezolano, y desde entonces ha hecho de esas aguas su sustento de vida y su base de alimentación por casi 30 años.

Caravallo ha aprendido a sobrellevar el temor que siempre ha sentido su familia ante los peligros cotidianos de su oficio.

“Ellos tienen miedo cuando salgo a pescar porque la vida del pescador es así. Salimos de noche y no sabemos los peligros que nos vamos a encontrar allá afuera”, dice el pescador de 39 años.

Hasta hace siete semanas su rutina estaba marcada por las corrientes y el oleaje, pero ahora cuenta que la preocupación es mayor: la tensión inédita que ha traído la presencia de ocho buques destructores y un submarino de Estados Unidos en el Caribe en una misión, según el Gobierno del presidente estadounidense Donald Trump, contra el narcotráfico. Washington se atribuyó al menos cuatro ataques contra embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico, en los que murieron al menos 17 personas.

Caracas considera, en cambio, que EE.UU. lleva adelante una “guerra no declarada” contra Venezuela en el Caribe, y pidió a la ONU investigar los ataques contra embarcaciones, a los que calificó como “ejecuciones seriales”.

Al igual que otros pescadores que simpatizan con el chavismo, Caravallo se registró en la Milicia Nacional Bolivariana y ahora es llamado a entrenamientos con mayor frecuencia en medio de la coyuntura, dice a CNN.

“Para un misil no sé cómo está preparado, pero lo que sí digo es que hay un pueblo que se está organizando”, responde cuando se le pregunta si están listos para enfrentar un eventual ataque de tal magnitud. Reconoce que nunca ha utilizado un arma. No se lo han enseñado hasta ahora en los llamados de la Milicia, pero asegura que está dispuesto a aprender.

Hace unos días se subió a su lancha en un horario poco habitual. Era mediodía y, junto a más de un centenar de lancheros, participó en una protesta organizada en la bahía de Juan Griego, en Margarita. Desde la costa, las embarcaciones formaron una caravana que se desplazó hasta el Fortín de La Galera, un punto histórico donde se libró una de las batallas de la independencia. Fue un recorrido simbólico para rechazar la violencia y, al mismo tiempo, mostrar que están preparados para defenderse.

Durante el desplazamiento, Caravallo también respondió a los señalamientos de Estados Unidos, según los cuales la presencia de buques en el Caribe tiene como objetivo la lucha contra el narcotráfico.

“El pescador no es narcotraficante, el pescador sale todos los días a buscar su faena”, afirma. Aunque reconoce que, si bien no son muchos, algunos pescadores sí terminan vinculados a esas redes.

Otros pescadores afines a la oposición también se sumaron a la protesta pidiendo paz. Algunos, entre murmullos, ven en estas acciones extranjeras la presión necesaria para que ocurra un cambio político en Venezuela.

Caravallo, en cambio, duda sobre lo que realmente ocurrió en altamar. “No hemos escuchado todavía a los dolientes”, señala, y cuestiona la falta de pruebas. “Si yo ataco una embarcación y no dejo prueba de quiénes son, de dónde vienen y no dejo rastro… entonces, para mí, no se sabe lo que pasó realmente”.

Ahora sus días transcurren entre la pesca y los entrenamientos de la milicia. Dice que está dispuesto a dar un paso más si la tensión escala.

“Y a la hora que, como se dice, la patria nos llame, estaremos aquí para la defensa… preparados todos para la defensa de nuestra nación”, afirma. Reconoce que nunca ha usado un arma, pero insiste: “todavía no hemos usado, pero estoy dispuesto a aprender por la defensa de mi país”.

Con información de CNN

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