Arranca peregrinación anual islámica con nuevas medidas de seguridad para evitar riesgo


La peregrinación anual a La Meca, el ‘hach’, arranca este miércoles entre fuertes controles y medidas de seguridad por parte de Arabia Saudí para evitar tragedias similares a las que el año pasado causaron la muerte a más de 1.300 personas en este evento sagrado para la comunidad musulmana.

El «hach» es la visita a los puntos sagrados de La Meca y Medina, en el corazón del rico e influyente reino árabe, y constituye un mandato divino para los musulmanes y este año se espera que atraiga a más de dos millones de fieles, que cumplirán los ritos hasta el próximo 9 de junio.

Los musulmanes que reúnan las condiciones de salud y económicas que se lo posibiliten deben hacer el «hach» al menos una vez en la vida; un viaje cuyo coste a día de hoy oscila entre los 5.000 y 11.000 dólares en caso de salir desde Egipto, uno de los países más próximos y mejor conectados con la ciudad santa de La Meca.

La demanda de visados para participar en la peregrinación siempre está por encima de lo que se puede asumir, por lo que Arabia Saudí, país custodio de los lugares sagrados del islam, establece un sistema de cuotas reservadas por país, lo que a su vez tiene como consecuencia que algunas personas opten por hacer el rito a través de otras vías que no dejan registros oficiales.

Nuevas medidas para prevenir tragedias


El año pasado, alrededor de 1.300 personas murieron durante la peregrinación debido a las altas temperaturas -que llegaron a situarse en 52 grados-, de las que el 83 % eran peregrinos que accedieron al lugar sin disponer de los permisos requeridos, los transportes concertados ni las mínimas condiciones de seguridad previstas.

Dada la masificación, han sido comunes también accidentes y muertes debido a estampidas y por los intentos de miles de personas de realizar el ritual de forma irregular para reducir los costes.

Arabia Saudí, por su parte, busca garantizar la seguridad de los peregrinos y facilitar la realización de los rituales, que este año se centrarán en controlar los accesos a quienes no porten los visados correspondientes.

Se instalarán puestos de seguridad a la entrada de La Meca para detener a las personas en situación irregular y se emplearán equipos con inteligencia artificial para el reconocimiento facial, drones y cámaras térmicas para este fin.

Las autoridades establecieron también este año un nuevo hospital y varios centros de emergencias, junto a espacios de sombra, al tiempo que se buscará enfriar «las plazas instalando nuevos ventiladores nebulizadores y plantando decenas de miles de árboles, para aumentar los espacios verdes y moderar la atmósfera», según la agencia de noticias oficial saudí, SPA.

Siete vueltas


Este año, el número de los peregrinos procedentes del exterior del país será de 1.457.230, los cuales visitarán la Kaaba; el monte Arafat; y celebraran la lapidación del diablo, entre otros rituales.

El primer día de la peregrinación, una vez asentados en el centro de la ciudad sagrada de La Meca, los peregrinos acuden a la Kaaba, el cubo de tela negra decorada con versos del Corán que dicta la dirección a la que los musulmanes de todo el mundo dirigen sus oraciones cinco veces al día, y que deberán circunvalar siete veces.

Seguidamente se desplazan a la localidad de Mina, donde miles de fieles se alojan en campamentos de tiendas temporales.

Tras la puesta del sol empiezan a subir al vecino monte Arafat donde, según la tradición, Adán y Eva se encontraron por primera vez en la Tierra, y donde también el profeta Mahoma dio su último sermón antes de su muerte.

Allí los fieles realizan la «estancia», un momento de vigilia y recogimiento espiritual que es considerado el ritual más importante del «hach».

La peregrinación prosigue con la celebración del «Aid al Adha», o «Fiesta del Sacrificio», con la que se conmemora el pasaje de la disposición de Abraham para sacrificar a su hijo por orden divina.

Durante el viaje los peregrinos toman piedras con las que participarán en la «lapidación del diablo», una escena simbólica en la que arrojan guijarros a un pozo especialmente dispuesto para este propósito por las autoridades saudíes, las cuales también ofrecen las pequeñas rocas usadas en el ritual a quienes así lo desean.

El último día del «hach» se vuelve a dar siete vueltas de despedida alrededor de la Kaaba.

Con información de EFE

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