¿Quién es quién en Mérida para las elecciones de gobernadores?

Por: José Francisco Belandria Molina *

Este 21 de abril, apenas unas horas después de anunciada la muerte del papa Francisco, como si nada estuviera ocurriendo, algunos candidatos a la gobernación de Mérida, se presentaron ante los medios, luciendo descolocados, inoportunos y, sobre todo, sin propuestas. La política regional ya lleva tiempo destacando por su ausencia de contenido y es así porque las decisiones importantes se toman en Caracas. En los estados sólo queda espacio para la comparsa.

Sin embargo, será interesante ver cómo se desenvuelven los actores políticos, aunque sea con el mismo guion que ya conocemos.

Así encontramos que el PSUV, después de cuatro años proyectando a un gobernador con imagen de conciliador, cambia de tercio y se juega a Rosalinda con un candidato desconocido, Arnaldo Sánchez Pérez, que, si bien arranca con las ventajas que brinda el poder, todavía tendrá que demostrar si calza las botas para cargar sobre sus hombros un proyecto claramente agotado.

También se presentó la candidatura de Alcides Monsalve, el ex alcalde de Mérida que fracasó estruendosamente en su intento de reelección, el mismo que desde hace años dirige un partido dividido cuya contraparte lo rechaza con furia, y que, en esta oportunidad, encabeza un conglomerado de tarjetas con muy poco que aportar. Claro está, si quieren ganar, no les quedará otra cosa que hacer lo que nunca han hecho: trabajar.

Otros lanzaron la candidatura de Liliana Guerrero, legisladora regional y ex dirigente estudiantil en la ULA por casi veinte años. Aquí se reúnen los factores que desde el Zulia congrega Manuel Rosales para apoyar su proyecto. Por tanto, las candidaturas lanzadas en Mérida y en otros estados son accesorias. Lo sustancial será lograr la reelección de Rosales en la gobernación del Zulia y que Henrique Capriles salga electo diputado ante la Asamblea Nacional.

También se inscribió como candidato a la gobernación, el abogado penalista Armando De La Rotta Aguilar, quién enarbola la bandera de la no discriminación política. Esta candidatura, apoyada fundamentalmente por individualidades, no pasa de ser un esfuerzo simbólico. Ya veremos los resultados.

Por encima de todo, el enemigo a vencer en estas elecciones será la abstención, no como resultado de algún llamado en particular, sino del agotamiento del actual modelo político que produce desconfianza y un excesivo centralismo que acumula poderes sin contrapesos. Además, se esfumó aquella ilusión que alguna vez tuvimos de votar por funcionarios regionales y locales que creíamos capaces de ayudar a resolver los padecimientos de la población.

Una vez más los ciudadanos tendremos que sopesar entre la conveniencia de votar, así sea "con un pañuelo en la nariz", como lo dijo alguna vez Rómulo Betancourt, o dejar que nos coma el tigre.

(*).- Merideño. Político, agroproductor y dirigente empresarial.

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