El féretro del papa Francisco fue trasladado desde la residencia de Santa Marta, donde falleció, hasta la basílica de San Pedro. El cuerpo de Francisco fue llevado en procesión a hombros por los 'sediarios' pontificios y escoltado por la Guardia Suiza.
En el Altar de la Confesión de la basílica de San Pedro, los fieles podrán darle el último adiós. Roma se prepara para acoger a decenas de miles de católicos en los próximos días.
El cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, esparció agua bendita sobre el féretro con los restos mortales y después leyó: «Con gran conmoción acompañamos los restos de nuestro querido papa Francisco desde esta capilla a la basílica vaticana, donde ha ejercido su ministerio como obispo de la iglesia de Roma y apóstol de la iglesia universal».
La procesión recorrió la plaza de Santa Marta y la plaza de los Protomartires Romanos y atravesó el Arco de las Campanas hasta salir a la plaza de San Pedro y entró en la Basílica Vaticana por la puerta central. El féretro estuvo precedido por los cardenales presentes en Roma. Detrás, marchaban las personas que más cerca estuvieron del pontífice, sus secretarios y sus asistentes.
El féretro fue colocado frente a la tumba de San Pedro y enfrente del imponente baldaquino de Bernini.
Mientras, cientos de medios llegados de todo el mundo captan este momento desde el ‘Braccio di Carlomagno’, la terraza sobre la columnata de San Pedro y los fieles esperan congregados junto a la plaza poder darle el último adiós a partir de las 11.00 hora local (9.00 GMT).
En el interior de la basílica se fueron colocando los obispos y cardenales, así como también el personal del Vaticano para escuchar la liturgia de la Palabra que celebrará el cardenal camarlengo.
El traslado supone el inicio del último viaje del pontífice latinoamericano. La última parte de ese trayecto tendrá lugar el sábado (26.4.2025), con su entierro en la basílica de Santa María la Mayor de Roma, el primero de un papa fuera del Vaticano desde León XIII en 1903.
Desfile ante el féretro
Días después de su deceso por un ictus a primera hora del lunes, la tristeza sigue viva entre los creyentes, máxime cuando la víspera se había dado un baño de multitudes con motivo del Domingo de Resurrección.
Se espera que miles de fieles desfilen ante el féretro hasta el viernes a las 19 horas. A diferencia de sus predecesores, su cuerpo no se depositará en un catafalco para su velatorio, a petición expresa de Francisco, que aspiraba a una mayor sencillez y sobriedad en los ritos.
Jorge Mario Bergoglio yace dentro de un ataúd abierto de madera y zinc ataviado con una casulla roja y una mitra blanca, y con un rosario entre las manos, según las mágenes difundidas por el Vaticano.
Desde su fallecimiento, los homenajes a su figura y su legado se suceden por el mundo, y muchos dirigentes ya anunciaron que viajarán al Vaticano para la misa funeral prevista el sábado en la mañana en la plaza de San Pedro.
Con información de DW y EFE
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