El mito de la caverna: Una alegoría para la democracia en tiempos de la desinformación

El mito de la caverna de Platón es una poderosa alegoría sobre la naturaleza del conocimiento y la percepción de la realidad. El relato se encuentra en el libro VII de la República, escrito hacia el año 380 a. c. En este texto, el filósofo cuestiona el origen del conocimiento, el problema de la representación de las cosas y la naturaleza de la propia realidad.

Esta narración presenta a un grupo de personas, que desde su nacimiento, han estado encadenadas en el interior de una caverna. Su visión del mundo se limita a las sombras proyectadas en la pared.  Los prisioneros creen que lo que observan es el mundo real, sin darse cuenta de que son manipulados con sombras de objetos. Sin embargo, uno de ellos consigue liberarse de sus cadenas y comienza a ascender. De este modo, es capaz de observar la luz del fuego más allá del muro, cuyo resplandor le ciega y casi le hace volver a la oscuridad.

Después, sale al exterior, en donde observa el reflejo de las cosas y ve a las personas reales. Entonces, regresa para compartir lo que ha descubierto con los otros prisioneros, ya que siente que debe ayudarles a ascender al mundo real. Cuando regresa a la caverna, ya no puede ver bien en la oscuridad y los que habitan allí piensan que el viaje le ha dañado y no desean acompañarle fuera. El mismo Platón, afirma que los reclusos, harían lo posible por evitar dicha travesía, llegando a matar a quien se atreviera a intentar liberarlos.

 El lector se preguntará perspicazmente: ¿Y qué tiene que ver este antiguo mito con el estado de las democracias contemporáneas en el mundo y especialmente en nuestra región?
Pues, en la actualidad, la desinformación es uno de los principales desafíos de las democracias. La propagación de noticias falsas y la manipulación de la información con la intención de sugestionar la opinión pública, la participación ciudadana y la confianza en las instituciones está generando efectos fatales en los ecosistemas democráticos.

Al igual que los prisioneros en la caverna, hoy día, en la era del internet, influenciadas por el algoritmo, las personas solo ven una parte limitada de la realidad, dejándolas propensas a ser engañadas y manipuladas o viéndose obligadas a tomar decisiones basadas en información falsa o sesgada.


Asimismo, por un lado, el populismo de izquierda, que promueve el control militar, la violencia institucional y el desprecio por los derechos civiles; y por el otro, la extrema derecha que promueve la supremacía racial, usa migrantes como moneda de cambio y desprecia los derechos humanos, compiten todos los días por ver quién consigue sugestionar y manipular a más personas con sus bulos comunicacionales a través de grandes maquinarias informativas.

Para el ecosistema democrático, estos son graves síntomas del resurgimiento de extremismos, que están encontrando eco en sociedades desinformadas, más interesadas en fanatismos que en las ideas de la democracia real; sí, esa democracia que respeta límites legales, protege minorías y se basa en instituciones inclusivas.

El análisis de este panorama, me lleva a reafirmar la hipótesis, de que el verdadero clivaje en la política actual y especialmente en la política de Latinoamérica, no es entre izquierdas y derechas, sino entre promotores de regímenes autoritarios y los defensores de sistemas democráticos. Porque los actuales líderes autoritarios-extremistas, disfrazados de izquierdas o derechas, se alimentan del miedo, dividiendo a la sociedad a través de sus maquinarias comunicacionales que con desinformación, posverdad y bulos buscan conseguir fanáticos y adeptos a sus causas en demérito de las libertades y la democracia real.

De manera, que hoy más que nunca sigue vigente el célebre ensayo del politólogo italiano  Gianfranco Pasquino, La Democracia Exigente, donde expone que ante los desafíos que ponen en peligro a la democracia, es fundamental contar con personas que se conviertan en ciudadanos formados para participar en los asuntos de la república, ejerciendo sus derechos y responsabilidades, exigiendo a sus representantes que cumplan con las leyes, solicitándoles a los Políticos compromiso con los intereses sociales y a los medios de comunicación cumplir el deber que tienen con la veracidad. 

Imágenes: Cortesía 


Por: J. Miguel Lara Mania. Politólogo, Analista Político, Experto en Comunicación Política y Consultor en temas sobre la participación de los Jóvenes en asuntos Políticos. 

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