En un acuerdo calificado por ambas partes como «sin precedentes», el mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, aceptó este lunes recibir en su megacárcel a migrantes indocumentados detenidos por crímenes graves en Estados Unidos y abrió la puerta incluso a albergar a presos de nacionalidad estadounidense.
«Ningún país ha hecho jamás una oferta de amistad como esta», declaró a la prensa el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, al finalizar tres horas de reunión con Bukele, quien se consolida así como el gran aliado regional de la nueva Administración de Donald Trump.
Rubio llegó este mismo lunes a El Salvador como parte de su gira centroamericana, la primera que lleva a cabo como secretario de Estado y con la que busca frenar los flujos migratorios que se dirigen al norte.
La megacárcel, a disposición de EE.UU.
Uno de sus principales objetivos era abordar con Bukele la posibilidad de cerrar un acuerdo, similar al que hubo en el primer mandato de Trump (2017-2021), para considerar a El Salvador como un Tercer País Seguro, lo que permitiría a Estados Unidos deportar allí a migrantes de otras nacionalidades.
El presidente salvadoreño recibió a Rubio en su espectacular residencia con vistas al lago Coatepeque, en el occidente del país, en una clara señal de amistad y de que las conversaciones iban por buen camino.
Tras el encuentro, Rubio anunció que El Salvador aceptará la deportación de migrantes indocumentados de cualquier nacionalidad que cometan delitos graves.
Y en un gesto insólito, Bukele se ofreció incluso a albergar en sus cárceles a presos estadounidenses peligrosos, tanto los que tienen ciudadanía como los que tienen residencia legal en Estados Unidos.
Rubio lo calificó como un «acuerdo migratorio sin precedentes y el más extraordinario de cualquier parte del mundo».
Por su lado, Bukele detalló en redes sociales que el pacto consiste en aceptar el ingreso «únicamente de criminales convictos», incluso con nacionalidad estadounidense, en la famosa cárcel de máxima seguridad de su país, llamada Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), donde cumplen condena miembros de las pandillas.
Según el presidente salvadoreño, se trata de una especie de «subcontratación» de la prisión, ya que se le cobraría una tarifa a Estados Unidos que facilitaría que el «sistema penitenciario sea sostenible».
Horas antes, Bukele y Rubio salieron a un balcón a observar las vistas del lago frente a la residencia del manadatario y allí fue donde, preguntado por la prensa, el presidente salvadoreño anticipó que habría acuerdo «sin precedentes».
«Es un acuerdo muchísimo mayor que no tiene precedentes en la historia de las relaciones, no solo de Estados Unidos con El Salvador, sino creo que con toda América Latina», agregó.
Bukele es, junto al argentino Javier Milei, el mandatario latinoamericano más afín a Donald Trump y, de hecho, fue el primer presidente de la región al que el republicano llamó después de ser investido.
Rubio, el primer secretario de Estado hispano de la historia de Estados Unidos, partirá de El Salvador el martes para proseguir su gira hacia Costa Rica, Guatemala y República Dominicana.
El Salvador cobrará por cada detenido trasladado desde EE. UU
Los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador firmaron este lunes dos acuerdos con implicaciones de impacto para toda la región: deportación de presuntos criminales hacia el país centroamericano e impulso en materia de energía nuclear.
“Hemos ofrecido a los Estados Unidos de América la oportunidad de externalizar parte de su sistema penitenciario”, escribió el presidente Nayib Bukele en su cuenta de X, citado por El País.
El mandatario aseguró que está dispuesto a admitir “únicamente a criminales convictos (incluidos ciudadanos estadounidenses convictos) en nuestra mega prisión (CECOT) a cambio de una tarifa.
La tarifa sería relativamente baja para Estados Unidos, pero significativa para nosotros y haría sostenible todo nuestro sistema penitenciario”.
Los acuerdos se dieron en el marco de la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, al país centroamericano como parte de su primera gira por la región.
Bukele calificó el acuerdo como algo “sin precedentes”, mientras que Rubio destacó al presidente salvadoreño como un líder “consecuente” con los intereses del país norteamericano.
El Salvador cuenta con la cárcel más grande de América Latina, el Centro de Confinamiento para el Terrorismo (CECOT), donde guardan prisión más de 20.000 pandilleros de la Mara Salvatrucha 13 y el Barrio 18, las dos pandillas más poderosas de la región que fueron desarticuladas por Bukele.
Según información proporcionada por Bukele, el recinto tiene capacidad para 40 mil reos.
Hasta la fecha, no se sabe con exactitud cuántos cupos quedan disponibles.De acuerdo con el sitio especializado World Prision Brief, El Salvador es el país con mayor tasa de encarcelamiento del mundo, con 1.659 personas presas por cada 100 mil habitantes.
Esta cifra duplica con creces al segundo lugar, Cuba, que actualmente tiene 794 prisioneros por cada 100 mil habitantes.Hasta el momento, el Gobierno no ha explicado su estrategia para recibir a delincuentes de estructuras criminales ajenas ni qué medidas tomará para reforzar la seguridad de la megaprisión.
Por otra parte, Rubio se refirió al pacto de cooperación para impulsar la energía nuclear en El Salvador como su primer acuerdo firmado como secretario de Estado, y dijo que, con él, Estados Unidos busca que el país centroamericano sea un lugar “donde todas las tecnologías, todas las industrias, todas las promesas de este nuevo siglo puedan encontrarse”.
El acuerdo, nombrado Memorando de Entendimiento sobre Cooperación Nuclear Civil Estratégica (NCMOU), fue firmado por la contraparte salvadoreña, la canciller Alexandra Hill Tinoco, quien dijo que se trata de “una estrategia más” del presidente Bukele para “dar energía las 24 horas al día a un precio competitivo sin depender de la geopolítica ni de los precios del petróleo”.
Las autoridades tampoco dieron mayores explicaciones sobre este nuevo acuerdo.
En el último mes, la población salvadoreña ha rechazado el retorno de la minería metálica después de siete años de prohibición por sus implicaciones negativas en el medio ambiente.
Con información de EFE
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