Los universitarios argentinos fueron a un paro nacional de 72 horas, entre el 12 y el 14 de agosto, y anuncian que éste no será sino el primero de una serie de acciones de protestas en defensa tanto de los salarios de los universitarios como de la institucionalidad de la universidad pública argentina. Los gremios universitarios denuncian una pérdida salarial de 50 puntos porcentuales, considerando que la inflación acumulada desde diciembre supera el 125%.
Con esta protesta nacional, que involucra a los profesores y a los trabajadores universitarios en general, se busca en lo inmediato un ajuste de sueldos que impida la destrucción de la carrera universitaria. Se reclama con gran fuerza que se necesitan salarios dignos para que los profesores puedan estar en las aulas y no haciendo trabajos de poca monta intelectual, que es a lo que están condenados con la situación actual. La mejora de salarios también se considera necesaria para garantizar una formación de excelencia para los estudiantes.
Las actividades de protesta han sido impulsadas, entre otros actores, por el Plenario de Secretarias y Secretarios Generales de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU), que reúne representantes de 21 gremios universitarios.
El gobierno todavía no responde a las demandas de los sindicatos aunque ambas partes decidieron crear una "comisión técnica tripartita" para buscar acercar posiciones entre los gremios y el gobierno. La comisión estará conformada por los sindicatos e integrantes de las subsecretarías de Política Universitaria y de Desarrollo y Modernización del Empleo Público.
La crisis presupuestaria de las universidades y la cuestión salarial tienen mucho que ver con el recorte del gasto público aplicado por el gobierno "anarcocapitalista" de Milei, al que le falta sensibilidad y respeto por los derechos sociales de los trabajadores argentinos. La política de recortes de Milei tiene como piedra angular: "No se puede gastar más de lo que ingresa".
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