Advertencia número 57: Te conozco mosco

Por: Léster Rodríguez Herrera

Mérida, 4 de febrero de 2024

 

Esta es una advertencia corta que únicamente pretende que se utilice el don de razonar que Dios le dio a los seres humanos para que no sean presa fácil de los inescrupulosos, del fanatismo, o del odio que solo incrementa la ignorancia. Es una exposición resumida de hechos incuestionables que solo el fanatismo, la ignorancia, o la necesidad de reconocimiento harán que se discutan.

 

Conozco a los humanos de mi país: hace más de 25 años muchos me insultaban por ser copeyano, ay Dios, me decían de todo, estaban frenéticos en pos de una ilusión, persiguiendo desesperadamente una esperanza, como cuando se va tras el amor de juventud que no se oyen los consejos de los padres o de los amigos con más experiencia; se nos hablaba con arrogancia, como lo hacen algunos eruditos, con sapiencia, y con la convicción de que ese era el camino correcto, y de que no existía otra ruta, porque sencillamente los otros representaban más de lo mismo. No oyeron a nadie, como el toro cuando salta la cerca de alambre púa con el instinto puesto en la vaca en condiciones de procrear.

 

Luego cuando las cosas empezaron a descomponerse con el Socialismo del Siglo XXI, cuando pasó el enamoramiento y se comenzó a sentir la realidad, la corrupción escandalosa, la aparición de una nueva casta que en poco tiempo pasó del transporte público a camionetas último modelo, en mi parcela, que forma parte de la oposición, mis amigos me decían que dictadura no salía con votos, que salía era a plomo, que el que planteara dialogar o la ruta electoral, era un vendido, un traidor, un colaboracionista y además, con arrogancia se insistía que el que ganaba era quien contaba los votos y al igual que años atrás, también se hablaba con seguridad, con erudición, con fuerza, con gestos corporales, y con mucho dinero para imponer esas ideas absurdas, así se tuviera que triturar sin piedad a los amigos por el solo hecho de pensar diferente y de decirles que estaban equivocados.

 

Pasado un tiempo, en mi parcela cambiaron de opinión y comenzaron a reunirse con el régimen a escondidas y en público, y sin ninguna explicación se asistía a unas elecciones sí, y a otras no. Yo abogué por la ruta electoral y me volvieron a llamar alacrán, vendido, traidor, colaboracionista, e incluso algunos de los que ayer me insultaban por ser de derecha y por estar ellos alineados con el proceso, también lo hacían, señalando y buscando culpables, tratando de que se olvidara su anterior fanatismo y culpabilidad directa en la desgracia que todos estábamos viviendo.

 

Hoy, los de mi bando que me insultaban ayer por la creencia en la ruta cívica, pacífica y electoral, claman con mucha fuerza que nadie los sacará de la ruta electoral y además, que son la única esperanza, y como decimos en criollo "ahí milita todo bicho de uña" tratando de darse un baño de pureza, para que el pueblo noble y trabajador olvide sus desaciertos y sus pecados, y algunos para tener la esperanza de volver a gobernar, o para que se olviden sus corruptelas pasadas.

 

Lo bueno, es que por lo menos en mi caso, los conozco bien, sé cómo piensan, conozco sus niveles de vanidad y de compromiso con los más pobres, y sé que sus intereses personales, grupales y partidistas, probablemente harán que se sigan equivocando y en su soberbia, seguirán culpando a los demás por su cadena de errores. Espero, y quiero equivocarme porque estoy seguro que la gente puede cambiar, y deseo de todo corazón que ese cambio se produzca.

 

Confío en que un día este pueblo despierte, los identifique o nos identifique, uno a uno, para que no se deje engañar más, y entierre el fanatismo, la confianza ciega, y use la cabeza en la toma de decisiones.

 

Pido y ruego a Dios por la iluminación para éste noble, sufrido, y trabajador pueblo que hoy no tiene nada que celebrar pero sí, mucho que reclamar.

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