Producción de cine venezolano en la cuerda floja


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La crisis económica que vive Venezuela, y el poco financiamiento por parte de los sectores público y privado, han provocado una paralización parcial en las producciones audiovisuales en el país. Esta realidad también afecta negativamente al cine venezolano, que desde hace algunos años ha tenido que reinventarse para poder llevar a cartelera algunas películas.

 

Para algunos productores, el año 2022 representó un nuevo impulso para el sector, debido a la cantidad de estrenos en las salas de cine, luego de dos años de confinamiento. Sin embargo, esta aparente alza no se compara con los años de "oro" de la industria.

 

Según Génesis Canelones, estudiante de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), producir una película en Venezuela cuesta miles de dólares. Dinero que en años anteriores la productora, universidades, escuelas, empresas privadas y/o sector público cubría. Presupuesto que actualmente debe pagarse de forma independiente.

 

Lo que representa un verdadero reto para muchos, debido a que la mayoría no cuenta con los recursos ni las alianzas necesarias. En consecuencia, muchas ideas se quedan en un guión.

 

"Un alquiler de equipos aquí en Mérida puede costar entre 300 y 400 dólares por dos o tres días de grabación. Un presupuesto para una producción varía dependiendo de la magnitud - minutos-, fácilmente en solo equipos puedes gastar 500 dólares. A esto se le suma el pago al personal técnico, a los actores, camarógrafos, y más. Y, por supuesto, el catering, que es uno de los gastos mayores que tenemos. Por ejemplo, para mi trabajo de grado el presupuesto es de 3.000 dólares, y no es nada. El 60% se destinará para el alquiler de equipos, el 30% en comida, y el 10% en los traslados internos. En mi caso no se le pagará al equipo. Cuando esto pasa, el presupuesto pasa de 10 mil a 20 mil dólares", comentó la estudiante.

 

Cine de amigos

 

Para la estudiante, una de las estrategias más comunes que aplican actualmente los cineastas merideños es el "cine de amigos". Es decir, efectuar los proyectos con personas voluntarias, quienes no solo acceden a trabajar sin remuneración, sino que también prestan sus equipos y buscan aliados para culminar exitosamente una grabación.

 

Esta buena voluntad también espera empatía y reciprocidad al momento de iniciar algún proyecto. Lo que convierte a la producción local en un intercambio de favores, y a su vez, limita a los creadores de contenido cinematográfico.



Foto cortesía

Por: Valeria Fernanda Castro. Periodista egresada de la Universidad Católica Cecilio Acosta. CNP: 26.049.


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