La franja que tiene como forma el Sur del lago de Maracaibo es tierra de múltiples culturas, sabores y con un solo sentimiento: reunirse en torno a una creencia popular y colocarle ritmo de alegría y tambor, de calor y emoción, de ganas de vivir al lado de poblados que están creciendo bajo ese canto esperanzador.
Jehyson Guzmán, gobernador del estado Mérida, explicó que “está usted en las sabanas que componen el Sur del Lago. Mire las faldas del piedemonte andino, disfrute en un río que riega de sueños e ilusiones estos campos ricos, párese, goce de esta Mérida que está desde siempre y ha sentido hasta la presencia del pirata Drake, el mismo de las películas, en sus ataques a las costas venezolanas”.
Viva la alegría contagiante de los tambores, cada diciembre, y baile con ese son lleno de fe en San Benito. Son los chimbagueles y pague sus promesas cada año. Escuche con atención, es el rumor del lago golpeando la playa. En pocas horas bajó de los 3 mil metros de altura, en medio del imperio del frailejón, para estar al nivel del mar entre cocoteros y bellas mulatas, sintiendo el aroma marino y probando los manjares realizados por esas manos que caracterizan la cocina tradicional del lugar.
El Vigía, ciudad industrial, Santa Elena de Arenales, La Azulita, Tucaní y la producción cacaotera, Santa Apolonia y sus aguas termales, Nueva Bolivia, Arapuey y de ahí un paso a Palmarito y la zona sur lacustre.
“La Panamericana produce la mayor parte de la leche, carne y plátanos del país, de ahí sacamos uno de los mejores cacaos del mundo –el cacao porcelana-, además contamos con una infraestructura básica de servicios para atenderle. Puede tomar una lancha y conocer las toninas rosadas, o puede observar cómo se sacan los cangrejos –si no hay época de veda- báñese y disfrute plenamente”, explicó el Primer Mandatario Regional, al momento que lo invitó a usted a conocer estos parajes ubicados en el piedemonte de Los Andes venezolanos durante esta Semana Santa.
Pregunte cómo conocer una finca de producción lechera o de doble propósito, e incorpórese a las labores del campo, vaya a Torondoy o a Palmira en esos enclavados pueblos las tradiciones son mayores y se profundiza el sentido rural de zonas apartadas de las grandes ciudades. La religiosidad está apegada a los conceptos de la familia, así como están apegados los valores que tiene el merideño como deber ser y como consecuencia de su origen hispano.
“Tierra de sabores, tierra de colores, tierra de calor, tierra de ritmo que se impone y genera el movimiento rico que usted lo puede saborear al visitarnos”, manifestó Guzmán para culminar invitándolo a la Reserva Espiritual de Los Andes en esta Semana Santa y, para mayor información, use nuestra aplicación VISITE MÉRIDA. Prensa Somos Mérida
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