Antonio González, militante de izquierda, activista de Derechos Humanos y miembro del Colectivo Surgentes, considera que “el Caracazo explotó en la cara de la vitrina de esa democracia modelo del continente”.
Asegura que detrás del evento, que cumple 34 años, había una crisis económica. “El modelo por sustitución de importaciones había entrado en crisis y se buscaba en el gobierno de Carlos Andrés (Pérez), el primer intento serio y sistemático de implementar un programa de ajustes estructural”.
Explicó que cuando estalló el Caracazo, Pérez apenas tenía 24 días en el poder pero ya había anunciado el aumento de la gasolina, supuesto detonante de la sublevación pero, en su opinión, “ningún pueblo estalla en las calles por una medida específica, lo que vimos fue un acumulado”.
Agregó que además la sociedad que también estaba en crisis en torno al acuerdo político. “El Pacto de Punto Fijo no estaba funcionando como acuerdo de gobernabilidad”.
“El 27 de febrero la chispa del aumento de la gasolina y el pasaje se explica como una chispa en una dinamita que venía acumulándose”, subrayó.
Recordó que el 27F la gente no politizada exigió en las calles reivindicaciones y hubo un efecto masificador. Los saqueos y la protesta descontrolada en las calles ocurrieron el 27 y 28 “pero la política represiva que implico detenciones y asesinatos en masa duro más de 10 días, cuando ya la gente no estaba en las calles”.
Advierte que “estamos sentados sobre un polvorín porque tenemos nuevamente una sociedad donde la pobreza ha aumentado de manera grosera, la desigualdad también, donde una parte de las élites ostenta su riqueza con altos estándares de consumo (…) mientras que hay una mayoría de la población viviendo situaciones de miseria“.
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