Una oposición errática y sin credibilidad no puede capitalizar la conflictividad social

Una oposición errática y sin credibilidad no puede capitalizar la conflictividad social
Los primeros días de 2023 en Venezuela estuvieron marcados por más de 400 protestas, de acuerdo con el seguimiento del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (Ovcs). Dos exigencias predominaron en las manifestaciones en todo el país en lo que va de enero: derechos laborales y respeto a la garantía del reclamo pacífico que garantiza la Constitución. 

Dos aspectos resaltan en el contexto de conflictividad social en Venezuela: la incapacidad de la oposición para capitalizar el descontento popular y la subestimación del malestar social por parte del gobierno de Nicolás Maduro, de acuerdo con los politólogos John Magdaleno, director de la consultora Polity, y Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (Cepyg-Ucab).

«El gobierno subestima la magnitud del malestar social en Venezuela, porque cree que con detentar el poder tiene todas la variables bajo control. Hay demasiados síntomas que indican que el malestar se va a prolongar», destacó Magdaleno a El Pitazo.

El problema de toda estrategia es el cómo. Más allá de escoger un líder mediante una primaria, no conozco otra estrategia y el país tampoco


La reacción del Gobierno es llamativa, no solo ante las movilizaciones de carácter reivindicativo de las últimas semanas, según resaltó Alarcón, sino también ante el llamado de una institución con altos niveles de credibilidad en el país como la Iglesia, que exhortó a la ciudadanía a un despertar, «a no ser masa informe, sino pueblo organizado», de acuerdo con la más reciente exhortación pastoral difundida por la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).

La falta de credibilidad, la ausencia de liderazgo y las dificultades para la articulación no le permiten a la oposición capitalizar los niveles de movilización que se registran en el país en el inicio de año, de acuerdo con Magdaleno y Alarcón. 

«Estas protestas se han presentado como algo reivindicativo, aunque en el fondo tienen componentes políticos y ahí pareciera que los actores políticos son vistos más como un problema y no son bienvenidos», destacó Alarcón.

En reunión con el alto mando político militar ampliado, en una alocución del 16 de enero, cuando se registraron 51 protestas simultáneas en todo el país, Maduro aseguró que su administración cuenta con la experiencia y la capacidad para superar el momento conflictivo actual. «Tenemos la fuerza, el poder y el apoyo del pueblo», dijo el gobernante.

«El Gobierno está consciente y sí le preocupa que las manifestaciones recientes sigan escalando en magnitud y alcance, la prueba de eso son las bonificaciones de última hora, por ejemplo; pero también sabe que la oposición tiene numerosas dificultades para articularse», concluyó Magdaleno. 

La primaria se está percibiendo como un mecanismo para determinar la capacidad de influencia en la dirección opositora, es decir, quién va a capitanear a la oposición

Replantear lo estratégico


El cese del gobierno interino que lideró Juan Guaidó no logró propiciar condiciones para el inicio de una transición a la democracia, tras cuatro años de una cuestionada administración. El fin de la presidencia encargada puso en evidencia, según Magdaleno, los errores estratégicos y una forma de conducción hegemónica de uno de los factores opositores sobre los demás.

Señalamientos, acusaciones y desencuentros entre los principales líderes de los partidos políticos que conforman la Plataforma Unitaria Democrática completan el contexto de un intento de reorganización opositora que tiene entre sus principales objetivos recuperar credibilidad, legitimidad y apoyo, tanto interno como externo. 

La aspiración de la oposición que intenta reunificarse en 2023 encuentra en la alternativa que representa la elección primaria un mecanismo para resolver las fallas de conducción política y de liderazgo que se acentuaron en los últimos años, coinciden Magdaleno y Alarcón. 

«Parece que todos están de acuerdo porque la primaria se está percibiendo como un mecanismo para determinar la capacidad de influencia en la dirección opositora, es decir, quién va a capitanear a la oposición, quién será el jefe político de la oposición. Eso no solo resolvería una crisis de liderazgo, sino de conducción política», explicó Magdaleno.

Más allá de que aspirantes a una candidatura opositora manifiestan su rechazo a ese proceso, casos como los de Antonio Ecarri y de Nicmer Evans, quien se retiró de la contienda antes de que se confirmara la fecha de esos comicios, Alarcón advierte que eludir ese mecanismo es políticamente incorrecto en la coyuntura actual de la oposición.

«Por nuestros estudios sabemos que el nivel de aceptación que tiene una primaria es muy alto en este momento, aproximadamente 90 % de quienes se definen como opositores quieren que este proceso de generar legitimidad se haga a través de una primaria; y si uno se va al sector que no se identifica ni con la oposición ni con el oficialismo, más de 60 % dice que están dispuestos a participar», resaltó Alarcón. 

Una agenda centrada en lo electoral sin que entre en la escena el actor social, no va a ser suficiente para estimular un cambio político. No basta con una asociación de partidos

Nueva correlación de fuerzas 


La designación de una nueva directiva del Parlamento de 2015, con Dinorah Figuera, de Primero Justicia, como titular de esa Asamblea Nacional, trajo consigo una nueva correlación de fuerzas para ejercer el control que tenía el gobierno interino con Voluntad Popular. 

«Lo preocupante es que frente a una hegemonía se intente una contrahegemonía. ¿Esto va a conducir a un periodo en el que se van a abordar con más madurez la toma de decisiones en la oposición? Ese es el asunto de fondo», advierte Magdaleno sobre lo que dejó la desaparición del gobierno interino.

La primaria hoy es el único mecanismo a la vista que pueda generar legitimidad a alguien que represente a la oposición como líder y como candidato para las elecciones presidenciales de 2024

Sepultada la fórmula que devino en una especie de mantra: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, dirigentes de la oposición, como Julio Borges e incluso la presidenta del Parlamento de 2015, hablan de la conveniencia de una estrategia que pasa por el fortalecimiento de la Plataforma Unitaria, la negociación con el oficialismo en México, garantizar legitimidad y reconocimiento de oposición mediante la primaria y recuperar el apoyo de la comunidad internacional.

Tanto Alarcón como Magdaleno coinciden en los retos que implica cómo llevar a cabo una nueva estrategia, aún más en el contexto coyuntural de la oposición y con los niveles de conflictividad social que no auguran calma, sin una vocería unificada y sin un liderazgo evidente en el lado opositor. 

«Una cosa es que yo anuncie objetivos. El problema de toda estrategia es el cómo. Más allá de escoger un líder mediante una primaria, no conozco otra estrategia y el país tampoco, así es muy difícil lograr una movilización», agregó Alarcón. 

Un enfoque estratégico solo electoral, mediante una reunificación opositora que garantice una primaria exitosa con la perspectiva de los comicios presidenciales de 2024, no es suficiente, destacó Magdaleno. 

«Una agenda centrada en lo electoral, sin que antes se visibilicen las demandas de sectores sociales y se articulen para reiniciar un nuevo ciclo de movilización, sin que entre en la escena el actor social, no va a ser suficiente para estimular un cambio político. No basta con una asociación de partidos», concluyó Magdaleno.

Con información de EFE

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