Latinoamérica y su desafortunado andar hacia la nada



 

Por: Alfredo Hernández *

 

Basta con adentrarse un poco en las realidades particulares de los países latinoamericanos y, de una vez, saltan ante nosotros un sin fin de elementos que nos son comunes: la desigualdad social, la decadencia de las instituciones y, sobre todo, la inexistencia de un Estado capaz de generar las condiciones mínimas que permitan darle nacimiento a un desarrollo generalizado, en donde puedan ser incluidos y beneficiados todos los sectores sociales.

 

Es por ello que nos atrevemos a afirmar que lo que nos define como latinoamericanos no es un ideal de unión continental, sino el compartir muy a pesar nuestro, de un destino común; el destino del subdesarrollo, estancamiento económico y corrupción. Todos estos elementos nos definen y van generando las condiciones que rigen y determinan el destino de nuestras sociedades.

 

En este sentido, la corrupción es el principal problema que debemos combatir y superar para poder conseguir el crecimiento de nuestros países y por ende de la región. El Estado como máxima institución pública no tiene un puente de conexión efectiva con las familias, que son las instituciones más elementales e importantes de la sociedad.

 

El Estado dejó de resolver los problemas que son comunes a la vida en sociedad y que dan sentido a su existencia: la seguridad, la educación, la salud pública. Pero, lejos de garantizarlas, estas actividades pierden relevancia hasta convertirse, muchas veces, en letra muerta. Los casos más alentadores se limitan al medio urbano, pero en los territorios más remotos y apartados no llegan de manera eficiente, y a veces ni siquiera llegan.

 

Por tanto, debemos revisar el papel que juega el Estado hoy día en nuestra sociedad, evaluar su desempeño y su destino y aplicar los correctivos necesarios que conduzcan a todas nuestras sociedades hacia un mejor destino.

 



 

*). Politólogo. Consultor Político. Concejal.

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