El reverendo Dr. David Hoyle MBE, decano de Westminster, abre el servicio fúnebre de la reina con una puja.
"En el dolor y también en la profunda acción de gracias, venimos a esta Casa de Dios, a un lugar de oración, a una iglesia donde el recuerdo y la esperanza son deberes sagrados", dijo.
"Aquí, donde la reina Isabel fue casada y coronada, nos reunimos desde toda la nación, desde la Commonwealth y desde las naciones del mundo, para llorar nuestra pérdida, para recordar su larga vida de servicio desinteresado, y con segura confianza para encomendarla a la misericordia de Dios, nuestro creador y redentor".
"Con gratitud recordamos su inquebrantable compromiso con una alta vocación durante tantos años como Reina y Jefa de la Commonwealth", dijo. "Con admiración recordamos su sentido del deber y su dedicación a su pueblo durante toda su vida. Con agradecimiento alabamos a Dios por su constante ejemplo de fe y devoción cristiana. Con afecto recordamos su amor por su familia y su compromiso con las causas que apreciaba".
"Ahora, en silencio, recordemos en nuestros corazones y en nuestras mentes nuestros muchos motivos de acción de gracias, recemos por todos los miembros de su familia y encomendemos a la reina Isabel al cuidado y la custodia de Dios todopoderoso".
"En el dolor y también en la profunda acción de gracias, venimos a esta Casa de Dios, a un lugar de oración, a una iglesia donde el recuerdo y la esperanza son deberes sagrados", dijo.
"Aquí, donde la reina Isabel fue casada y coronada, nos reunimos desde toda la nación, desde la Commonwealth y desde las naciones del mundo, para llorar nuestra pérdida, para recordar su larga vida de servicio desinteresado, y con segura confianza para encomendarla a la misericordia de Dios, nuestro creador y redentor".
"Con gratitud recordamos su inquebrantable compromiso con una alta vocación durante tantos años como Reina y Jefa de la Commonwealth", dijo. "Con admiración recordamos su sentido del deber y su dedicación a su pueblo durante toda su vida. Con agradecimiento alabamos a Dios por su constante ejemplo de fe y devoción cristiana. Con afecto recordamos su amor por su familia y su compromiso con las causas que apreciaba".
"Ahora, en silencio, recordemos en nuestros corazones y en nuestras mentes nuestros muchos motivos de acción de gracias, recemos por todos los miembros de su familia y encomendemos a la reina Isabel al cuidado y la custodia de Dios todopoderoso".
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